El candidato presidencial del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), Hipólito Mejía, se ha comportado a la altura de un líder político comprometido con la democracia con su exhortación a la población a la paz, la unidad y la tranquilidad, a pesar de su cuestionamiento a los resultados del proceso.
El llamado a la calma tiene más significación frente a la tensión y la ola de rumores sobre eventuales disturbios sociales, que habrían motivado el acuartelamiento de la Policía y las Fuerzas Armadas, que colmaron el ambiente en víspera de su intervención en que implícitamente asume la votación como un hecho consumado.
Los resultados del proceso que acaba de concluir dijo- han confirmado mi denuncia a lo largo de la campaña de que estábamos asistiendo a los comicios más desiguales que recuerda la República desde la dictadura de Trujillo.
Citó la represión, uso de los recursos públicos, compra masiva de cédulas, la intromisión del Presidente de la República en el certamen y en las decisiones del Tribunal Superior Electoral y el papel parcializado de la Junta Central Electoral (JCE) como parte de las irregularidades que desde su punto de vista empañaron los resultados.
Aún así, y por más que pueda costarles a los líderes políticos aceptar la derrota, máxime si cuentan con evidencias o pruebas de irregularidades, no por ello tienen que perder la ecuanimidad. Mejía apostó por la calma y desde su nuevo rol convocó a superar los escollos que restan transparencia y equidad a los procesos electorales.
Si bien por su trayectoria se descartaba una incitación social, es digna de crédito la convocatoria a todas las fuerzas de trabajar para fortalecer el sistema democrático. La Ley de Partidos Políticos y la Ley Electoral son, como dijo Mejía, piezas clave para evitar que se vulnere la voluntad del electorado.
El papel que proclamó como líder de la oposición es harina de otro costal. La respetable votación de 2,129,997, equivalente a un 46,95 por ciento, no le confiere de manera automática esa condición. Además de que es posible que tenga que lidiar con rencillas evidenciadas en el proceso dentro de su propio partido.
Lo relevante y propio de ponderarse es el llamado a la cordura, sobre todo en un momento de confusión y expectativas, en que las pasiones, sea como resultado de la frustración o la indignación, parecían al borde del estallido.

