Comienzo por distinguir que este tema cuando se desmaterializa un personaje trascendente, y para el suscrito muy ponderado como periodista y escritor, y muy querido, es el imperativo de quienes somos obreros de la escritura, compromiso que exime a quienes no disponen esas dispensas.
Pero el sentimiento impera, decantando redactar en función de compromiso emocional, abrumado de pesar, la desmaterialización este enero 26 de Pedro Gil Iturbides, por quien siempre dispensé gran admiración como periodista y escritor desde 1962, cuando logré la indescriptible fortuna de conocerlo en el diario El Caribe, donde escribía.
Pedro Gil Iturbides fue un periodista de alta gama, como apenas clasifico seis, que dejo de tarea al lector identificar, ante el intrascendente molote con notoriedad de plaga que poluciona el quehacer periodístico, para medrar, no informar.
Pertinaz lector, gratificante autopista que lo condujo atesorar vasto conocimiento, gran, cultura, de la que, como persona superior, nunca alardeó, pero percibí en incontables encuentros que soldaron un recio e imperecedero afecto por doble tránsito por medio siglo.
Pausado expositor, desgranando el tema con fluidez, precisión, permitiendo “mascar” el recuerdo, para exponerlo amplio, ilustrado, con serena expresión que nunca desertó, y en realidad fue parte de su amplia docencia para edificar, ilustrar, explicar, ora como articulista, ora como docente.
Sus miles de artículos, disfrutado por el suscrito, con el peculiar estilo de cultivar en una breve línea un pensamiento, elaborado discurrir, extraídos del reservorio de su saber, no angosto, exponiendo no para convencer, impresionar, aguajear o chantajear, como suelen no pocos, sino para edificar relacionado a un tema de interés nacional, nunca personal.
En sus artículos, en centenares de ocasiones que acompañó al suscrito a mi espacio televisivo, Pedro Gil Iturbides reiteró su gran estilo, sin desertar nunca la serenidad, enriquecimiento del discurso.
Aunque nunca coincidí con su cosmos político, PRD, guerra abril 1965, su acerado apoyo y admiración a su líder Joaquín Balaguer, nunca, por delicadeza, respeto y admiración a Pedro Gil Iturbides, tratamos personal, conforme al espíritu respetar derecho disentir.
Otra inequívoca prueba de mi admiración y ponderación como intelectual y escritor a Pedro Gil Iturbides, resulta resaltar su acrisolada honestidad, espejo para incontables malandrines que dicen ser periodistas, siendo despreciables ganapanes.
Desempeñó sin nunca el menor comentario adverso, secretario Liga Municipal Dominicana (LMP), secretario de Educación, director de la Biblioteca Nacional PHU, marcando estela de acrisolada probidad.
Cuando alguien se apersonaba al inolvidable Rafael Herrera solicitándole publicarle un artículo, el icono del periodismo le inquiría:
¿Defiendes causas o intereses?
Pedro Gil Iturbides siempre defendió lo primero, ética proceder auténtico y modélico periodista.
Paz a sus restos.
Siempre viva a su memoria.