Por: Ramón Rodríguez
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En vuestras manos mis descontentos ciudadanos y no en las mías, está la portentosa contingencia de la guerra civil. El gobierno no os atacará, no podrá haber conflicto, al menos que vosotros mismos sean los agresores». Así se expresó al momento de asumir la jefatura del Estado, el decimosexto presidente de los Estados Unidos: Abraham Lincoln.
Proféticas fueron sus palabras, pues el 12 de abril de 1861, precisamente los sureños, atacaban el fuerte de Sumter, para dar inicio a la guerra civil de los Estados Unidos, entre los estados del sur y los estados del norte. El presidente Juan Bosch, siempre dijo, que los norteamericanos le llamaron, »Guerra de Secesión, pero que en verdad, el concepto a usar, era revolución y no secesión.
Al presidente Abraham Lincoln le tocó ser el líder de una nación totalmente dividida. »Una casa dividida contra sí misma no puede prevalecer» dijo el presidente Lincoln, consciente de que era imposible sostener una nación pujante y con la formación de un Estado único en su clase, con la mitad esclavo y la otra mitad libre.
El presidente Abraham Lincoln, todavía sigue siendo el modelo del político honesto, carismático, patriota, consecuente con su pueblo, orador formidable, valiente en los momentos más acuciantes y es reconocido por su fina inteligencia como abogado. Es harto conocido el hecho, de que en pleno estrado, una vez, un testigo juró que vio al defendido de Lincoln cometer un crimen bajo la luz de la luna.
Y Lincoln, con sagacidad increíble, sacó un calendario y demostró que en esa noche no había luna llena y por lo tanto el testigo mentía.
Abraham Lincoln es recordado por sus conciudadanos con respeto y veneración. Vivió momentos estelares. Disfrutó sus logros a favor del fortalecimiento de la democracia, pero también, tuvo la desgracia de tener que resistir el dolor inmenso de ver morir a algunos de sus hijos a temprana edad.
Son muchos los puntos luminosos que describen la tenacidad del héroe americano, desde su origen humilde y su capacidad para ascender socialmente, hasta el valor de proclamar la emancipación de los esclavos y el establecimiento de los derechos civiles federales, a través de las enmiendas X111 y X1V.
Lincoln ha pasado a la historia como el presidente humano, visionario, conocedor de la opinión pública y poseedor de profundas convicciones, al extremo que llegó a criticar la agresión de los Estados Unidos a México.
Si la guerra de Secesión creó situaciones de dolores inenarrables, la noche del 14 de abril, en que John Wilkes Booth dio muerte cobardemente al presidente Lincoln, ha pasado a la historia estadounidense y de América, como una las fechas más tristes, pues por vez primera se asesinaba un presidente en los Estados Unidos.

