Pocos días después que el presidente Danilo Medina distribuyó dos mil 800 millones de pesos entre ingenieros que ganaron concursos para la construcción de escuelas, la viceministra de Obras Públicas, ingeniera Franchesca de los Santos, advierte no hay terrenos disponibles donde levantar esas obras, lo que constituye un gran absurdo o revela una inaceptable falta de planificación.
La ingeniera De los Santos dijo a El Caribe que las condiciones de los solares que se habrían ubicados no son adecuadas para erigir una escuela y que no se localizan lugares para construir en zonas urbanas ese tipo de edificación.
Ahora resulta que un gran número de ingenieros, que ya recibieron en efectivo el 20 por ciento del valor de las obras concursadas, no disponen de terrenos para construir. ¿Cómo es posible que se incurra en tales improvisaciones?
El Ministerio de Educación requiere que el sector donde se levantaría una escuela posea garantía de seguridad para estudiantes y profesores y que el solar no esté cerca de ríos ni arroyos, además de tener tamaño suficiente para que se incluya un comedor y áreas deportivas.
Aunque la viceministra de Obras Publicas alega que los ingenieros tenían conocimiento de que se requiere completar el proceso de ubicación de los lugares para construir las escuelas, resulta inverosímil que se adelante pago de dinero para levantar una edificación sin tener certeza siquiera del lugar donde se erigiría.
La propia funcionaria admite las dificultades que se confrontan para ubicar esos lugares, a pesar de que Educación realiza junto a gobernadores provinciales un vasto operativo de localización que se asemejaría a la búsqueda de aguja dentro del pajar.
La situación descrita podría tornarse mucho peor cuando el Gobierno proceda a sortear a final de este mes la construcción de otras seis mil aulas que tampoco tendrían lugares específicos de ubicación.
Un proyecto de tanta trascendencia e impacto en la sociedad, como lo es el programa de construcción de diez mil nuevas aulas escolares, que además se ejecuta con encomiable transparencia, no debería sucumbir o se afectado por tan absurda improvisación o inobservancia. Las cosas comienzan por el principio.

