Por: Susi Pola
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Terminamos el 2012 igual que estrenamos este 2014, con las mismas mañas que caracterizan a la sociedad política nacional, trabajando permanentemente por si mismos en la promoción al poder. Desalentador ver este panorama, deprimente realidad que no enseña a vivir de limosnas una vez al año, un aprendizaje fatal para la niñez dominicana que crece viendo su propia pobreza, como un destino merecido y sostenido.
En las postrimerías del viejo 2013, se divulgó la noticia de que solamente la Cámara de Diputados/as “invertiría” 120 millones de pesos para hacer regalos navideños y luego, vino la entrega de canastas, fundas y cajas con nombres y fotos de políticos/as de todo término, desde el Congreso hasta la presidencia del país. Objetivo: hacer feliz a la gente en tiempos pascueros. Nada más. El resto del año sigue igual, se sobrevive como se puede.
Y llegaron Los Santos Reyes regalando juguetes de cualquier clase, para que la niñez dominicana “celebre” a partir de la humillación de pasar horas en colas tan interminables como la pobreza dominicana, con policías armados para mantener el orden de la desesperación. Eso no es justo. Los niños y las niñas no son “un día” objetivo de caridad. ¡Por favor! Son el año entero merecedores de políticas públicas que respeten y protejan sus derechos. Con posibilidades de trabajo digno para sus padres y madres que no tienen como mantenerles.
En la región de A. Latina, de acuerdo a la CEPAL, con un 44.5% de la población en pobreza, nuestro país ocupa el octavo lugar, siendo el más pobre, Haití, con 75% y el menos pobre, Chile, con 13.7%. Somos un país pobre que debiera respetar la dignidad de sus habitantes, como manera de ir saliendo de esta situación desde el imaginario.
De acuerdo al Censo de Población de 2010 La República Dominicana tiene 9,3 millones de habitantes, de los cuales el 48% es menor de 18 años, con lo que, al menos el Estado dominicano administrado, debiera tener en cuenta que el potencial para un cambio generacional de actitudes y aptitudes es inmensamente grande aquí.
Pero seguimos con las mismas prácticas politiqueras, clientelares y de corrupción como si no importara que al menos, como dice Helmut Wintersberger, de la Universidad de Viena, en Austria, “el concepto de ciudadanía de la niñez responde a dos grandes conquistas de finales del siglo pasado, el desarrollo de un auténtico debate sociológico sobre la infancia y la adopción y creciente implantación de la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño”. Se lo digo: deprimente, injusto, manipulador y antidemocrático.

