Cuando me enteré de que se montaría una obra teatral en la Sala José de Jesús Ravelo del Teatro Nacional titulada Acepto lo que sea, pero contigo, mi primera reacción fue negativa. Pensé que podría ser una de esas comedias comerciales que un grupo de actores presenta para ganar dinero.

Pero se me ocurrió preguntar quienes eran los responsables del proyecto teatral. Y al conocerlo, entendí que tenía que ser un proyecto artístico de otro tipo.

No podía ser que un dramaturgo joven tan dueño de sus talentos como Richardson Díaz, un director como Vicente Santos, dos actores como Pepe Sierra y Judith Rodríguez, se unieran en torno a un montaje intrascendente.

Por ellos fui a verla. Y tenía razón. Acepto lo que sea, pero contigo, es uno de los acontecimientos teatrales más cruciales de 2023 y mire que vamos apenas por febrero.

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Vicente Santos le aprecio desde sus inicios, desde antes de irse a especializarse fuera del país, por su arrojo, su notoria presencia en escenario, por su selectividad para determinar los proyectos en que se involucra y por su inteligencia selectiva.

Como director logra imprimir un color interpretativo único y coordinarlo con el resto de sus recursos artísticos y técnicos, muestra de buen gusto y que lo reposiciona como director, además de sus entregas como actor.

Este drama de tintes cómicos es un exordio inteligente y sensible a la soledad en la pareja, al drama de la salud ante sus últimas crisis, a la validez del amor vivido en concepción independiente de los formalismos sociales, al himno de lo cotidiano con sus ítems aprendidos, sus inocentes trampas de ubicación, y ya al final, a la validez del amor pasada o vivida toda tragedia.

Como se expresa, un tema de serias vertientes y de interés para todo aquel ser que ama, que está solo, que vive en compañía.

Pepe Sierra, otro joven talento de la actuación y uno de los mejores del cine, asumió con mucha seriedad su papel de responsable de echar adelante el proyecto de arte como quehacer empresarial, y ha logrado coronar con éxito.

Judith Rodríguez (Bella) vuelve a hacerlo: emanando emociones intensas y cruzadas, expresando más de una personalidad de su rol, jugando con su voz y su cuerpo, eleva al público al extremo de sus capacidades, que generan emotividades intensas. Extraordinaria.