SANTIAGO. El alcalde Gilberto Serulle ha abandonado a su suerte esta ciudad, desde que el pasado lunes comenzó a visualizarse la que sería la más baja votación obtenida por un aspirante a la reelección de ese cargo.
Los vertederos improvisados que matizaron los seis años de gestión de Serulle, no solo han resurgido sino que son mucho más grandes. En sectores donde antes del pasado domingo se recogían los desechos sólidos hasta dos veces a la semana, no han vuelto a verse por allí los camiones recolectores.
Y ni hablar de las empobrecidas barriadas, alejadas del centro de la ciudad, donde en los últimos años se hizo común la falta de eficiencia para retirar de sus vías públicas los desperdicios que, por toneladas, se producen diariamente allí.
Aunque en plena recta final de su campaña Serulle logró conciliar en parte la millonaria deuda que acumuló con las empresas recolectoras Urbaluz y Codewaste, datos aportados por el concejal opositor Domingo Ureña establecen que, en estos momentos, la cifra sobrepasa los 75 millones de pesos.
Ante la imposibilidad de que el alcalde santiaguero pueda pagar aunque sea la mitad de esa cantidad de dinero y así lograr que dichas empresas privadas vuelvan a prestar sus servicios, a medida que pasan los días en esta ciudad va creciendo el temor de que el cúmulo de basura desate aquí enfermedades que luego resulten difíciles de controlar.