Opinión

ALGO MAS QUE SALUD

ALGO MAS QUE SALUD

Domingo de Ramos

De nuevo a Miriam Germán.
Tengo respeto por los que estiman existe un Dios, de que hay algo más allá de la simplicidad de nuestras vidas. No me gusta el régimen que maneja como institución la Iglesia Católica, pero crecí al amparo de la Virgen María, la divinidad de Jesús y los santos, especialmente Francisco de Asís con una madre devota que cada 4 de octubre celebraba una fiesta que comenzaba con una misa a las 6 de la mañana en la que se entregaba el pan bendecido que cada familia ponía a la entrada de sus casas para que no faltara “el pan de cada día”, seguía con un desayuno para los que habían ido a la iglesia y al mediodía se le daba comida al barrio entero.

Me gusta el giro que le ha dado a la Iglesia el Papa que tomó como nombre a aquel Francisco, el de los pobres.

Cuando asumí que la mejor manera de vivir en sociedad era el socialismo, mi apego a la Iglesia estaba con el cura Camilo Torres en Colombia, viajé mentalmente para oir misas sentado en el piso en Solentiname en voz de Ernesto Cardenal quien precisamente escribió uno de los libros de culto de mi época “Fidel Castro: Cristianismo y Revolución”; deambulé paso a paso con la Teología de la Liberación preconizada por Gustavo Gutiérrez y Paulo Freire y terminé peregrinando a Sanché, Dajabón, para decirle al Padre Regino Martínez que creía en él y en su manera de ver a Dios.

Amanecí, este domingo de Ramos, en casa de mi familia adoptiva de Jicomé, Esperanza. Fui a su iglesia, con una feligresía fiel y militante, y me dio tiempo llegar a La Vega a la misa del padre Rogelio, uno de mis guías espirituales, quien hizo su eucaristía en su fantástica iglesia “Del Cristo de los que no tienen iglesia” una enramada sin paredes con techo de cana y por sillones tocones. Allí, con él y por él, sentí más a Jesús entrando a Jerusalem.

El Nacional

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