Mientras cada sector de la economía difiere del otro sobre el incremento de los precios de los artículos que integran la canasta familiar, la realidad es que el mal se extiende afectando a todos por igual.
El presidente Abinader ha dicho que se tomarán medidas, pero esto se ha quedado en discurso, en momento en que los comerciantes pegan el grito al cielo alegando que no disponen de recursos para reponer inventarios, debido a los nuevos precios. Diversas entidades han estimado en un 35% la baja en las ventas de productos terminados y agrícolas, lo que señalan es insostenible para cubrir los gastos de sus negocios.
Aunque la tasa del dólar se ha mantenido estable en los últimos seis meses y otros agentes económicos no ha mostrado cambios, no se entiende por qué los incrementos. Sin embargo, a la gente eso poco importa, a lo que todos aspiran, comerciantes y consumidores, es a una acción rápida y efectiva del Gobierno que lleve los precios a niveles asequibles.
El trauma de la pandemia es suficiente para que la gente se mantenga en “taquicardia”, por lo que hay que tratar de no agregar más intranquilidad, como la de comida cara.