Crece de manera muy particular la magnitud del daño ecológico en la República Dominicana explotado y saqueado sus recursos naturales. Particulares, empresas mineras y el Estado que lo tolera y lo patrocina a través de concesiones y contratos para destruir bosques, ríos, arroyos, montañas, cañadas, manantiales; también la diversidad faunística no escapa al ataque indiscriminado e irresponsable.
Asimismo, una población haitiana depredadora por antonomasia que se desplaza por todo el territorio nacional, y con la misma disposición para colaborar con los criminales dominicanos y la complicidad oficial, sacuden los fundamentos medioambientales de la República, repitiendo por todos los lugares el mismo escenario, unas veces más, otras veces menos.
La tolerancia debe preocuparnos: Tireo, las Dunas de Bani, Los Haitises, Diego de Ocampo, y todas las áreas protegidas en proceso destructivo. La huella ecológica que ha dejado el colectivo haitiano en su país, y cuyo odio al medio ambiente es de origen, debe ser preocupación constante para los dominicanos.
La nación nuestra tiene muchos años haciendo conciencia de preservación, pero por siglos intereses nacionales y extranjeros (mineros, turísticos) han querido y logrado explotar para beneficios muy particulares, atenazando y humillando el Estado dominicano para debilitarlo y llevarlo a la transacción cuando este ha estado en manos oportunistas y logreras que buscan permanecer en el poder. Esto no es nada nuevo.
Así que será cada vez más pertinente y premonitor que nunca que los dominicanos nos unamos monolíticamente contra estos traidores y oportunistas de adentro y de afuera que presionan para agredir y arrasar lo que nos queda, verbigracia el oro de SJM, Miranda; materiales de ríos, las empresas extractivas, el conuquismo, la tala, la contaminación, la quema criminal….., y más cuando han sido identificados sectores políticos y económicos, todo un tejido complejo de desconfianza cuyo impacto en la histórica corrupción sistémica es bien clara: ser una plataforma para obtener resultados económicos, financieros, políticos y geopolíticos concretos.