Opinión

¡Año viejo y nuevo año!

¡Año viejo y nuevo año!

POR:  Domingo Porfirio Rojas Nina

rojasninasc@hotmail.com

 

Inequívocas interrogantes se ciernen sobre el año que finaliza (2013) y el 2014 que se inicia entre abrazos, lágrimas, esperanzas, dolor y se vislumbran nuevos horizontes. El 2014, por igual, debe ser un año de profundas y sinceras reflexiones y obligaciones y un camino repleto de paz y entendimiento nacional. Pienso que el nuevo año es de ingentes retos, compromisos, esfuerzos, dedicación y con más acendrado nacionalismo, el cumplimiento de la Carta Magna, en función de responsabilidad y deberes frente al Estado, valores sociales, éticos, morales, familiares, laborales y espíritu de servicio.

Debemos pensar más en los ideales de de nuestros patricios, mártires, héroes y libertadores, porque como señala J.J. Cristtender: “Confío que mi Patria tenga la razón; pero con razón o sin ella, yo la defenderé”. El 2013 deja secuelas lacerantes y anhelos truncos, pero también la consumación de sueños, éxitos, triunfos y realizaciones positivas; pues no todo fue negativo como los pesimistas expresan.

Fue el 2013 un año de avances, progresos, luces y esfuerzos titánicos del Gobierno dirigido por el ciudadano presidente licenciado Danilo Medina, a la luz de realidades visibles y palpables, ¡Y ahí están!. Tenemos que mantener la fe, la esperanza, el amor, los valores, el patriotismo, ser indulgentes, aunque muchas veces las tribulaciones y sufrimientos dejan huellas, pero hay que saber perdonar.
No hay hombres ni mujeres perfectos. Debemos sepultar el pesimismo, la incredulidad, el negativismo extremo, las arrogancias, las banalidades; ser más humildes y comprensibles, aunque somos imperfectos, falibles, limitantes de la vida, y todos los humanos, con equivocaciones, ya que la única perfección es Dios, después nadie.

El orgullo y el susceptivilismo in extremo, hacen demasiado daño, y sentirnos orgullosos, solo cuando realicemos obras de bien, con honestidad y verdad, sin falsía ni tomar el nombre de Jesús y otros juramentos para mentir, pecar y falsear y jamás tomar lo ajeno, como hacen tantos hipócritas.

La prepotencia, el egocentrismo, y las ansias de riquezas mal habidas, rompen los bolsillos, deslustran las manos, sepultan reputaciones y conductas, transformando a tantos en gusanos, reptiles a corto o largo tiempo, lacras, pues la pérdida del valor, honestidad y la moral, conducen al desprecio, el irrespeto y la burla. ¡Ya los fariseos hastían!.
En el 2014, transformemos la cultura del egoísmo, las ingratitudes, el encono, la insensatez, la mentira, el oprobio y la falsía, por la cultura de la verdad, el amor, la solidaridad, el respeto a quienes merezcan respeto, y el cumplimiento de valores que son inmutables y perennes.
¡Más entrega a la defensa del patriotismo y la dignidad Republicana. Más respeto a nuestros símbolos patrios, a los adultos, a la niñez, a la tranquilidad, a la mujer, al pueblo y los vecinos, a nuestras autoridades y entrega a la tierra y pueblo donde nacimos.

A los ingratos, soberbios y olvidadizos, que asimilen a Jaime Balmes al escribir: “Dios está esperando que te acuerdes de él y al mismo tiempo quiere que le llames, para poder decirte aquello que necesitas”. ¡Que cese la violencia y la criminalidad! Y que el año que inicia sea de paz, y amor para los dominicanos y el mundo ¡Felicidades!.

El Nacional

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