POR: Efraim Castillo
(y III)
A través del hipertexto el comunicador ha podido, como siempre soñó, romper con la secuencialidad del Sistema A (emisor)-B (mensaje)-C (receptor), debido a que el sentido de periodicidad (el más corto con un espacio temporal de veinticuatro horas) que implica la salida de un diario (tirada, transporte y repartición) se rompe con la multiconectividad.
El producto electrónico prescinde de esta modalidad debido a su renovación constante, evitando la secuencialidad y periodicidad de las veinticuatro horas. Dentro de las ventajas del hipertexto servido one-to-one se encuentra la interactividad instantánea, donde el receptor (C) se convierte en emisor (A) con la digestión del objeto comunicado. Podría decirse que este marketing one-to-one, hasta cierta forma, rompe el concepto de comunicación de masas porque el objeto comunicado responde a una entrega personal.
La multiconectividad y su uso en los medios electrónicos, comenzó en los Estados Unidos hacia 1993 con serios fracasos económicos, como la empresa Knight Ridder, cuyos experimentos en servicios de videotextos tuvo magníficos resultados de research, proporcionándole el desarrollo de vastas redes telemáticas, incluyendo la Internet, así como de grandes herramientas para operaciones en la Web.
A partir de 1993 las grandes cadenas periodísticas norteamericanas se dieron cuenta de la importancia de la noticia en línea servida a través de periódicos electrónicos multimediales. Ya en 1992 The Chicago Tribune creó su versión electrónica integral a través de la red de servicios de Internet American OnLine (AOL). Y hacia 1994 los periódicos norteamericanos The New York Times, The Washington Post, Los Angeles Times, Newsday, USA Today, The Kansas City Star y otros, habían dado el salto hacia los servicios de comunicación multimedia, así como los más prestigiosos de Europa y Japón.
Sin embargo, el espíritu de la comunicación es el mismo, tal como enunció Prakke en su estudio sobre la Publicística: “al comunicar, el ser humano ejerce el supuesto básico de la existencia de la sociedad”, y yo agrego que sin comunicación social se vienen abajo los pilares que sostienen la productividad de bienes y servicios. Desde aquella vez que nuestro ascendiente vital produjo un gesto, un sonido convertido en voz y se atrevió a contar, a narrar, a discutir con un auditorio formado por su clan, quedó sellado el camino de la persuasión y del entendimiento a través de la comunicación.

