La arqueóloga dominicana Kathleen Martínez habló hoy sobre las misteriosas momias con lenguas doradas encontradas en Egipto.

“Encontrar momias ya es algo muy importante, pero encontrar momias con lengua de oro es algo extraordinario”, afirmó la directora de la misión en una entrevista en el programa El Día.

Asimismo, explicó Martínez, que “para la cultura del Antiguo Egipto, la ceremonia de ponerle lenguas de oro a las momias está contenida en “El Libro de los Muertos” y se hacía para que los muertos pudieran hablar en el más allá con los dioses en busca de que le permitieran entrar al paraíso”.

“Fue muy impactante cuando abrimos las tumbas y nos encontramos con momias con lenguas de oro de 20 quilates y estaba intacto como si se acabara de poner. Cuando pusimos la cámara y los focos para ver, eso parecía un sol saliendo de la carabela”, dijo Arqueóloga.

En el hallazgo de los restos con lenguas doradas que es el primero que se conoce, también se descubrió un gran cementerio del periodo grecorromano que posee más de mil cuerpos, según datan los estudios son de la época de Cleopatra.

En el gran cementerio se encuentran ya excavadas, dentro de la misma piedra madre 16 catacumbas que van bajando en escalinatas, cada una de ellas tiene alrededor de 14 escalones.

La investigadora también mencionó, que se puede observar los salones que tienen mesas de ofrendas donde los egipcios tenían de costumbre ponerle cerveza, vino y comida a los muertos, luego se abren cámaras mortuorias donde puede haber hasta 50 enterramientos.

“En esas catacumbas se puede localizar personajes de las altas cortes, posiblemente de la reina Cleopatra. Como un general con su medalla de honor, sacerdotisas momificadas (mujeres sabias, que probablemente sabían leer y escribir) junto a Ibis que eran animales sagrados y representaban la sabiduría”, aseguró la científica.

Todos estas excavaciones probablemente pueden ser indicios de que está cerca de descubrirse las momia de Cleopatra y Marco Antonio que hace años la misión arqueológica egipcio-dominicana empezó al oeste de Alejandría con el fin de encontrarlas.