Opinión Articulistas

¡Arriba las mujeres!

¡Arriba las mujeres!

Juan Taveras Hernández

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Decía que todos los años, de un tiempo a esta parte, el evangelista Ezequiel Molina congrega a unas 50 mil personas en el Estadio Olímpico, donde se desarrolla un espectáculo digno de un reconocimiento durante los premios Soberano que organiza, también todos los años, la Asociación de Cronistas de Arte.

El machismo del que hace gala el pastor de almas no puede ser más reaccionario y perturbador. Dice que detrás de cada mujer exitosa hay un hogar abandonado, como si ellas fueran las culpables del deterioro social, de la inversión de valores éticos y morales de la sociedad dominicana.

Hoy día las mujeres dominicanas son mayoría en las universidades en más de un 60 %, en su mayoría logran convertirse en profesionales en medicina, turismo, magisterio, contadoras, bioanalistas, doctoras en derecho, etc.

Solo un hombre muy retrógrado puede culpar a las mujeres del deterioro del hogar, de la degradación de la familia, como núcleo primario de toda sociedad. ¿Acaso Ezequiel no sabe que un gran porcentaje de los hogares dominicanos son monoparentales, en su inmensa mayoría de madres solteras? En efecto, el 34.7% están encabezados por mujeres y solo un 3.4% por hombres.

¿Acaso no son los hombres los que abandonan a las mujeres embarazadas, que ni siquiera cumplen con su rol de padres responsables?.

En los últimos dos años cerca de un centenar de mujeres han muerto a manos de sus parejas o exparejas. Me pregunto, ¿dónde van los hijos de esas víctimas, ¿quién los mantendrá, cuidará, alimentará y educará sacándolos de la pobreza y marginalidad, Ezequiel Molina?.

Decir que detrás de cada mujer exitosa hay un hogar abandonado, es un bochorno, una falta de respeto a las mujeres que con tanto esfuerzo y sacrificio han alcanzado éxito en su labor profesional.

La crisis en el hogar tiene raíces sociales y culturales muy profundas. No es una cuestión de género. No es una responsabilidad de una mujer o de un hombre. Estamos ante una sociedad enferma, con un cáncer que ha hecho metástasis en todo el tejido social del país.

Culpar a las mujeres del fenómeno es buscar un chivo expiatorio, es tomar el rábano por las hojas para no culpar a los verdaderos responsables de la crisis, que no son otros que los que promueven la vulgaridad, la prostitución, la corrupción, tanto abajo como arriba, el contrabando, el narcotráfico y el crimen organizado, no las mujeres que luchan, trabajan y estudian para superar la pobreza y la marginalidad a la que son sometidas por gente como Ezequiel Molina, un inquisidor que cree, en serio, que las mujeres son herejes merecedoras de la hoguera por no dejarse dominar por los valores del patriarcado medieval. (¡Arriba las mujeres!)