Rusia ha encontrado una feroz resistencia en Ucrania al intensificar los ataques con drones y misiles, sin duda que en procura de colocarse en una posición ventajosa frente a eventuales negociaciones de un alto el fuego.

Los ucranianos han derribado misiles y aviones no tripulados interceptados por naves proporcionadas por los aliados occidentales.

En un vano intento por quebrar la voluntad de los ucranianos el Gobierno ruso ha intentado paralizar el sistema eléctrico con repetidos ataques, pero el esfuerzo ha sido en vano.

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El compromiso del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, de poner fin a la guerra una vez asuma el poder, ha creado muchas expectativas.

Trump ha hablado por lo menos en dos ocasiones con el ucraniano Volodimir Zelenski, quien está decidido a no transigir frente a la embestida de los rusos.

El presidente Putin se ha propuesto dejar a los ucranianos sin agua, energía ni calefacción para obligarlos a rendirse por la desesperación, pero todos sus esfuerzos han fracasado. En tanto se han recrudecido los ataques la incertidumbre sobre el final de la guerra gana cada vez más cuerpo.