De ninguna manera puede verse como otro nubarrón a la Feria del Libro el boicot que solicitaron escritores y artistas por la dedicatoria del evento a Israel como país invitado.
Los productores culturales, entre los que destaca el escritor Junot Díaz, residente en Estados Unidos, señalan también las repatriaciones de haitianos, que definen de arbitrarias e inhumanas.
La verdad es que las razones carecen de peso como para impedir un evento dirigido a fomentar la cultura a través del libro. Se esté o no de acuerdo con su método en el conflicto con los palestinos hay que reconocer siempre que Israel no es una dictadura, sino una democracia.
Y todavía más: se tienen que reconocer sus aportes a las ciencias, el arte y la cultura a lo largo de su historia. Las repatriaciones de haitianos indocumentados son dolorosas, pero la sensatez indica que República Dominicana no está en condiciones de cargar con la crisis haitiana.
Las brutalidades que se han denunciado no son sistemáticas, sino casos aislados que se han ido subsanando en la medida de lo posible.
Los escritores y artistas que han llamado a boicotear la Feria del Libro por esas razones han perdido las perspectivas.