LAS VEGAS.— Hubo un momento en el cuarto asalto de la pelea del sábado por el campeonato mundial indiscutible de peso supermediano entre Terence Crawford y Saúl «Canelo» Álvarez en el que «Bud» pareció darse cuenta de que tenía a Álvarez bajo control.

Hacia el final del asalto, «Canelo» conectó un uppercut de izquierda adelantado y luego un derechazo. Ese segundo golpe fue limpio, pero Crawford solo sonrió. Sonó la campana, y Crawford seguía allí, sonriendo, como si quisiera decirle a Álvarez: «El boxeo es mi mundo, y tú simplemente vives en él».

Se sintió como un punto de inflexión en la pelea. El instante en que Crawford comprendió que sus habilidades —que combinaban su postura de zurdo, jab y contragolpes— podían desmantelar la imagen dominante del deporte. Lo que «Canelo» respondió ya no tenía fuerza. Debió haber sido una combinación que le dio confianza a «Bud».

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Solo que, si le preguntaban a Crawford después, ese no era realmente el momento. En declaraciones a Uncrowned y otros reporteros, supo que había vencido a «Canelo» cuando «firmó el contrato».
El comentario de Crawford a altas horas de la noche del sábado resumió la actitud con la que llegó al compromiso más importante de su carrera. La misma paciencia, adaptabilidad y seguridad de sangre fría que desmantelaron a Errol Spence Jr. hace dos años volvieron a exhibirse bajo las luces del Allegiant Stadium.

A principios de semana, cometí el error de decirle a Crawford que su demoledora actuación contra Spence fue una de las más impresionantes que había cubierto en vivo como reportero de peleas. Debería haber esperado unos días más. Contra «Canelo», Crawford mostró un nivel tan alto que cualquier diferencia de tamaño fue irrelevante.

«Bud» mostró una brillantez en ambos sentidos, combinando maestría defensiva con un ataque variado. Bloqueó los derechazos con un guante izquierdo que mantuvo cerca de la sien y pegó el codo derecho al costado para sofocar el famoso gancho de izquierda de Álvarez a las costillas. Se deslizó lateralmente para que fallara.

En las raras ocasiones en que un golpe impactaba con precisión, la barbilla de Crawford daba crédito al hecho de que, en 2023, estaba peleando tres divisiones por debajo, en peso wélter.
El contraste era evidente. Mientras «Canelo» se limitaba a golpes de potencia individuales, Crawford hilvanaba combinaciones.

Un apunte

Ofrece clínica de boxeo

A mitad de la pelea, ya estaba por delante. En la segunda mitad, se alejó aún más, no contento con ganar, sino con la intención de ofrecer una clínica tan convincente que los jueces no pudieran negarle la victoria. La frustración de Álvarez se desbordó al final. Cuando Crawford conectó un jab que «Canelo» nunca vio venir.

Por: Alan Dawson
Uncrowned