En medio de la tormenta que ha sacudido a la Cámara de Cuentas no deja de tener su trascendencia el acuerdo suscrito por el presidente y demás miembros para trabajar unidos en pro del fortalecimiento institucional y la mejora continua.
Anteriormente se había rubricado un convenio en ese mismo sentido entre el presidente Janel Ramírez y los miembros Mario Arturo Fernández Burgos y Elsa Peña Peña.
En esta ocasión se adhirieron la vicepresidenta Elsa Catano y la secretaria Tomasina Polanco de Mckenzie. Si bien el convenio es importante, persisten nubarrones sobre la crisis en el organismo.
Se insiste en que la crisis tiene que ver con viejas auditorías y con la actual estructura burocrática heredada de la pasada gestión.
Llama la atención que antes de suscribirse el acuerdo, dos empleadas, asistidas por ocho abogados, se querellaran contra el presidente del organismo por supuesto acoso laboral y sexual.
La procuradora Miriam Germán designó dos adjuntos para investigar la denuncia.
No se ha descartado que grupos externos que se dice vinculados con la saliente gestión, aticen la crisis en la Cámara de Cuentas “para crear confusión y desprestigiar al órgano fiscalizador”.
El convenio entre los miembros es importante, pero más lo sería de servir para poner los puntos sobre las íes y sacar a flote las escorias que afectan el desenvolvimiento de la entidad. Hay muchas interrogantes que deben ser esclarecidas.
