Vuelos más económicos y más conexiones aéreas son algunas de las ventajas que se citan para el país del acuerdo de cielos abiertos que se acaba de firmar con Estados Unidos.
En una nación que tiene en el turismo una de sus principales fuentes de generación de divisas el convenio es trascendental para la economía.
En la competitiva industria aérea República Dominicana avanza un peldaño con un acuerdo que no solo traduce más seguridad y confianza, sino que abre más las puertas a la inversión extranjera.
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Por su amplio impacto las autoridades dominicanas habían puesto particular interés en el convenio. Tras ponderar el arreglo suscrito por el ministro de Turismo, David Collado, y el subsecretario de crecimiento económico, Energía y Medio Ambiente de Estados Unidos, José W. Fernández, el presidente Luis Abinader expresó que aspiraba alcanzar un puente aéreo con varias ciudades estadounidenses.
La esencia del acuerdo, que todavía tiene que ser validado por el Congreso y el Tribunal Constitucional, es la competitividad de las líneas aéreas, lo que se traduce, como explicó el canciller Roberto Álvarez, en servicios más asequibles y eficientes, además de un mayor estímulo al comercio desde y hacia el país.
Con lo sensible que es la industria aérea puede decirse que República Dominicana pasó la prueba en seguridad y confianza.