Editorial Opinión

Camisa de once varas

Camisa de once varas

La Dirección General de Migración dispuso que todos los extranjeros mayores de 18 años, a los cuales se les haya otorgado carnet de residencia temporal, permanente o definitiva, soliciten cédula de identidad ante la Junta Central Electoral (JCE).

Esa decisión oficial fue anunciada en una escueta nota atribuida al director de esa institución, Enrique García, de cuyo cumplimiento se exceptúa a los turistas, funcionarios diplomáticos y consulares acreditados en el país.
Llama la atención que tal disposición, aprobada el 15 de marzo, fue comunicada más de 20 días después sin ofrecer mayores explicaciones que la medida misma, que aunque parece no tener visos de ilegalidad, debería ser socializada con mayores detalles y razones.

La JCE dio a conocer los requisitos que deben presentar los extranjeros a los que se refiere la resolución, que incluye remitir una constancia para la expedición de la cédula, aportada por Migración, además de tarjeta de residente y pasaporte vigente, tipificación de sangre y “recibo de pago”.

Aunque no se objeta la legalidad de esa disposición que entraña entregar una cédula de identidad personal a extranjeros con residencia “temporal, permanente o definitiva”, pero las autoridades de Migración deberían ofrecer seguridades de que esa iniciativa no se convertiría en un arroz con mago.

En el país residen miles de ciudadanos venezolanos, cubanos, chinos y de otras nacionalidades que muy probablemente estén en capacidad de reunir los requisitos exigidos para que la JCE los dote de una cédula de identidad.

Donde la puerca tuerce el rabo es en lo referido a migrantes haitianos residentes legales, la mayoría de los cuales solo dispone de papeles provisionales de escasa consistencia legal porque fueron entregados durante la jornada de regularización migratoria, que estuvo plagada de dificultades, además de que no han podido renovar pasaporte por falta imputable a autoridades consulares de Haití.

Ojalá que con esa medida tan extraña o misteriosa, no por ilegal o irregular, sino por lo abrupto en su aplicación, no introduzcan esta vez al país en camisa de once varas, como pudo ser con los carnets fronterizos y con las haitianas parturientas.

El Nacional

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