Los subsidios son polémicos, pero al parecer es la única opción que han dejado al Gobierno para mitigar la inflación y estimular la producción de bienes y servicios.

De no ser por la decisión de absorber el alza de los derivados del petróleo el precio de los alimentos, el transporte y otros estarían hoy por las nubes.

Para aligerar todavía más la pesada carga el Gobierno decidió liberar, de manera transitoria, los aranceles de 67 productos importados. Pero por las secuelas de la pandemia sanitaria y de la invasión de Rusia a Ucrania las perspectivas siguen sombrías, el Gobierno decidió destinar 1,233 millones de pesos para controlar los precios de la harina, el maíz y el pollo.

Los ministros de Agricultura, Limber Cruz, y de Industria y Comercio, Víctor Bisonó, explicaron que se trata de decisiones preventivas para controlar las alzas y evitar escaseces. Cruz explicó que la recuperación del turismo y los residentes haitianos han incrementado el consumo, por lo que ha habido necesidad de incrementar la producción.

Pero el ministro Bisonó explicó que se coordinan acciones con el sector avícola para evitar alzas proporcionales al comportamiento del mercado internacional.

A pesar de cualquier reserva sobre los subsidios, alienta que la preocupación y las decisiones de las autoridades no solo para controlar la inflación, sino para estimular la producción en un momento en que el cuadro internacional es de espanto y brinco.