Nada nuevo bajo el Sol
Señor director:
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La Comisión Interamericana de los Derechos Humanos, tras su paso por el país, agotó una jornada de cuatro días (del 2 al 5 de diciembre) para indagar sobre las supuestas violaciones a los derechos humanos a partir de la sentencia 168 – 13 del Tribunal Constitucional Dominicano. Antes de marcharse elaboró su informe preliminar. Busqué con avidez el documento citado para ver si contenía elementos distintos a los de las rutinarias querellas tantas veces manipuladas por el conjunto de voces prohaitianas. A pesar de que este documento no contiene nada nuevo, se advierte en el horizonte la esencia de lo que pretenden dictaminar, pues al parecer, para condenar al país no necesitan llenar muchas formalidades.
Fue, el de la comisión, un escenario montado de antemano para justificar la condena que se le viene solicitando. Esta intromisión aviesa de la CIDH es un excelente motivo continuar repudiando el propósito de su visita, y lo que pudiera ser el informe final contra el país. Tal intromisión debía preocupar también al conjunto de naciones, pues aunque afortunadamente, no hacen frontera con Haití, no saben en qué momento, por haber subscrito algunos instrumentos jurídicos, una situación similar afecte su soberanía.
Ellos deben mirarse en este espejo. Y no se trata de que sean negativos estos instrumentos, sino el uso acomodado que de ellos pueda hacerse. En este caso nuestra pertenencia al organismo funciona como un entrampado, por eso, para que no nos olvidemos del asunto, el documento tiene a bien recordar, como amenaza, que el país suscribió la carta de los derechos Humanos.
En el conjunto de los testimonios relatados a la CIDH, se observan casos que tienen rango de esas particularidades que pueden presentarse, sin alarma, en cualquier sociedad, sin que por eso se le condene o se le amenace con hacerlo. Una Comisión como esta debería mostrar un mayor equilibrio, objetividad y ausencia de parcialidad. Entre los testimonios insólitos que recogió la CIDH, señalo solo dos: “La imposibilidad de conseguir un empleo sin contar con la cédula de identidad. Dificultades para acceder a los servicios básicos”. ¡Qué coraje tienen!. Han desplazado a dominican@s de numerosas áreas de trabajo, y en servicios como los de salud y educación, su presencia es abrupta, y así nos denuncian.
Atentamente
Melania Emeterio Rondón

