Sobre el “dembow”
Señor director:
Quien, con cabeza fría y un mínimo de decencia, vio las presentaciones de algunos intérpretes del mal llamado “género musical” de dembow en las fiestas de cierre de año, seguro coincidirá con mi opinión de que que el nivel de perversidad en que nos encontramos como conglomerado social raya en la obscenidad más indigna. Lo que espanta y nos llama a reflexionar acerca del rumbo al que nos dirigimos no es tanto la producción de este tipo de música, sino el masivo apoyo del pueblo que la consume como “su pan de cada día”.
Sin temor a caer en exageraciones, se puede asegurar que más del noventa y cinco por ciento de las letras de las canciones de este ritmo, incitan a la promiscuidad, al consumo excesivo de alcohol, a ver el crimen como un método justo de sobrevivencia, y al irrespeto a la mujer, incluyendo a la figura sagrada que son las madres. Ahora bien, comprendo que la culpa no es de los “exponentes del género”, y por lo tanto, sería una injusticia acusarlos de pervertidores, pues, en sus propias palabras, ellos solo “rapean” sobre lo que se vive en los barrios.
En efecto, los “dembowseros” no son más que voceros, megáfonos que nos alertan respecto a la realidad que se vive a diario enla marginalidad. Sus letras son el producto de un sistema excluyente que no les ha dejado otro camino que el de la indecencia, ya que vivimos en una sociedad regida por un Estado que no se esfuerza por proteger derechos tan primordiales como es el de la Educación.
Los culpables son los políticos que no se han encargado de cumplir con los propósitos por los cuales se les ha elegido. Y también son culpables todos aquellos que no han desempeñado el deber cívico de velar el buen cumplimiento de las leyes. ¡Todos estamos sumergidos en la más indigna indecencia!…
Atentamente,
Jorge Herrera De León
Agresividad
Señor director:
El pasado viernes 3 de enero un coronel de la Policía Nacional, asignado a la autoridad Metropolitana de Transporte, multó y transportó hacia el canódromo decenas de vehículos mal estacionados en la avenida San Martín.
Entendemos que la labor de Amet debe ser imponer el orden, pero no amenazando a las personas acusadas de las infracciones, ni advirtiendo que “yo me mato con cualquiera”, como dijo el coronel conocido como Saturnino.
Atentamente,
Ruddy Germán Pérez
Periodista

