El ministro de Educación
Señor director:
Aparte de las opiniones encontradas que hay, el ministro de Educación ha anunciado que en el año lectivo 2016/17 incluirá la educación sexual al currículo. Es muy importante gestionar una educación más integral que reduzca el índice de embarazos en las adolescentes, y el número de padres también adolescentes que forman parejas entre iguales, cuyo reproche recae siempre en las jóvenes madres por su condición de hembras en este país machista.

Incide además, que es ella quien anida en su vientre la criatura, da señales visibles del embarazo, y ya producto en brazos, lo exhibe en la comunidad que aun contempla con asombro muchachitas (madres) cargando muchachitos o muchachitas, la mayoría carenciados y descuidados.
Ojalá que la enseñanza de educación sexual en educación básica y media incida en los objetivos de ambos currículos y subsane algunas de las distorsiones que tienen en crisis la población en cuestión, donde alrededor mas de 30% de las parturientas son adolescentes. Pero el ministro sabe que la mayor incidencia del embarazo a destiempo está en el ambiente. Que la principal fuente de estímulos en perjuicio de niños, niñas y adolescentes es la televisión y los programas y conductores televisivos que afectan la salud mental de ellos y ellas, y el sano desarrollo integral que necesitan y tienen derecho.

Son programas dañaconductas, a todas horas del día, con acciones y/o comentarios atropellantes, anunciados para toda la familia, siendo autenticas perversiones. Hay un programa dominical, conducido por un hijo de un político intocable, que es fijo desarrollando temas de sexo y de parejas, que a nombre del humor aborda con su elenco y sus invitados/as con la vulgaridad que se les antoja. Mofan y desprecian actitudes de parejas que llevan buena y normal relación.

Es una promoción negativa que involucra mujeres objetos, crudos movimientos eróticos, lenguaje morbo, escasa ropa, música perversa y claras vulgaridades que insinúan e incitan al sexo, igual que las telenovelas agresoras de la inocencia. Esa publicidad obstaculiza los objetivos de toda la educación sexual que se pudiera impartir en los niveles preuniversitarios. Son paradigmas manejados por intocables de poder que no dejan reducir el índice de adolescentes embarazadas, del que es culpable el sistema de injusticia social y de privilegios que vivimos.

Atentamente,
Lic. Santiago Martínez