Pisando sobre cenizas
Señor director:
¡Patria desventurada¡ ¿Qué anatema cayó sobre tu frente?
Recordar es revivir y reanimar el pasado trayéndolo al presente, de ahí el valor que tiene la celebración de efemérides que valoran grandes momentos de heroísmo dominicano como por ejemplo: los 100 años de la primera Intervención Militar Norteamericana a nuestro país, 92 años de la salida de esas tropas, 100 años del combate en la Barranquita enfrentando las fuerzas interventoras, la caída de la Dictadura Trujillista, 50 años de la Revolución de Abril y de la Segunda Intervención Militar Norteamericana a nuestro país. Ojalá que con el tiempo, y por intereses creados esta parte de la historia no sea borrada o tergiversada.
Es Efeméride Patria, la institución oficial que ha estado al frente de estas iniciativas que buscan, seguramente, dar fuerza y vida a la memoria histórica. En cada uno de estos recordatorios se llevan a cabo actividades con demostraciones militares y otros actos oficiales. Es loable esta misión pues nos coloca frente a la tradición de heroicidad y valentía que han marcado nuestra historia patria.
A pesar de lo dicho en el párrafo anterior, obsérvese que en la actualidad estas manifestaciones fervorosas contrastan con la realidad, pues los celos por la patria han menguado, negando, en los hechos, la capacidad para afrontar la pérdida sensible de soberanía y autodeterminación que hoy nos abate.
Vivimos entre contrastes, pues por un lado el júbilo por las pasadas hazañas, y al mismo tiempo vemos, a un país sin soberbia para defender justamente aquello por lo que conmemoramos tantas fechas de esplendor heroico ganado en la lucha por la defensa de la soberanía y la independencia.
Estas efemérides deberían acompañarse de informaciones de alerta sobre el qué hacer frente a la invasión pacifica de haitianos que ha sido inducida desde dentro y desde fuera del territorio.
En aras de salvar un Haití, cuyos males son responsabilidad de ellos mismos y de una parte importante de la comunidad internacional, se quiere seguir sacrificando a nuestro país.
Es por ello que entendemos que, más que los desfiles y tributos militares, las ofrendas florales, más que los discursos, recordando el pasado, el llamado de la hora debe ser una lucha organizada unánime para evitar lo peor, e incluso para revertir lo que en contra de la población y territorio dominicano, se ha hecho incluyendo el inmerecido descrédito internacional.
Atentamente,
Melania Emeterio Rondón