Enero
Señor director:
El mes de enero suele ser muy duro para las personas que, olvidando que la vida sigue, gastan todo lo que tienen y más de lo permitido en la celebración de unas navidades que no se resignan a tomar como fiesta familiar.
En este año, además están los efectos de la llamada reforma fiscal. Ya sentí los efectos de la reforma, cuando fui a la farmacia y el medicamento que debía comprar había subido en más del 10 por ciento.
No quisiera que esto siguiera así, pero así está y lo único que podemos hacer es buscar fuerzas para soportar lo que se nos ha venido encima.
Sería importante que pensáramos en economizar, en renunciar a la mal llamada elegancia y al glamour, que no es otra cosa que el nombre elegante de la falsedad y de la arrogancia, y ponernos a pensar en el futuro.
Hay que exigirle al gobierno que haga una real limpieza de la Policía para que la gente pueda dirigirse a los mercados y a las calles teniendo en los agentes aliados, protectores y compañeros, no personas a quienes temer.
Es hora de que en este país la gente de trabajo esté realmente protegida.
Así, con la protección requerida, podríamos todos dirigirnos a los lugares donde venden más barato, sin temor a que alguien nos apunte con un arma en la cabeza o nos propine un golpe para quitarnos alguna baratija (baratija es todo lo que uno carga o puede cargar encima, así sea de oro).
Así, los consumidores podremos actuar como grupo y organizarnos negándonos a comprar donde nos venden caro, porque tendríamos las calles para nosotros.
No podemos permitir que se llegue a una situación en la cual la gente olvide que las calles le pertenecen. ¿De quién son las calles si no de los ciudadanos y las ciudadanas que pagamos nuestros impuestos y que damos de comer a los funcionarios públicos, incluyendo policías y militares?
Si da resultado el experimento de que los militares patrullen las calles, que lo hagan. Hablo como ciudadana y como consumidora. Porque, si no puedo salir a las calles, no puedo defenderme de los altos precios. Y eso, ahora se nota más que nunca.
Comencemos en enero a construir un año que sea, además, propositivo.
Atentamente,
Lic. Danilda Cruz.
Santo Domingo.