Opinión

CATALEJO

CATALEJO

Anulfo Mateo Pérez

Liderazgos en pugna en el PLD  (2 de 2)

Las luchas grupales soterradas del peledeismo vienen de lejos, tomaron niveles alarmantes cuando Juan Bosch renunció el 15 de marzo de 1991 de la presidencia del PLD, durante una reunión del Comité Central que escogería el nuevo Comité Político, donde se luchaba a brazos partidos por la supremacía.

Y esas confrontaciones no se expresaban como la sana polémica entre Vicente Huidobro y Pablo Neruda, en 1935, sino movidas por lo que Bosch calificó de “una corriente de aprovechados, de oportunistas”.

Parafraseando a Otto Rank, “el aquí y ahora” del PLD es que se ha convertido en ágora, donde van a parar los peores mercaderes tras sus propios negocios e intereses particulares, para nutrirse del erario.

Vistas las diferencias, todo indica que Leonel Fernández y muchos de sus seguidores en los hechos NO respaldarán la reelección, no sólo por los altercados con Danilo Medina, sino por los intereses creados.

De apoyarla, tendría que resignarse al ostracismo político, dadas las aspiraciones de Medina por el “vuelve y vuelve” al estilo balaguerista, en un país donde el Presidente concentra casi todos los poderes.

Pero además, corre el riesgo de que en un segundo período danilista los asuntos pendientes de corte legal le puedan ser imputados, teniendo el Presidente mayor afianzamiento en el poder y en el PLD.

Si Fernández cierra el paso al reeleccionismo, con la “huelga de brazos caídos”, facilitaría la derrota de Medina, y así pasaría a ser el jefe de la oposición, por el fracaso de su más connotado adversario interno.

Así las cosas, el nuevo rol de Fernández sería un valladar para encausarlo, porque rompería el equilibrio del sistema político partidocrático. Sin vallas internas, el profesor aspiraría a la Presidencia en el 2020.

El Nacional

Es la voz de los que no tienen voz y representa los intereses de aquellos que aportan y trabajan por edificar una gran nación