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Catástrofe en la isla

Catástrofe en la isla

Ernesto Guerrero

El clima de violencia e incertidumbre en Haití está alcanzando niveles preocupantes. Lamentablemente, esta situación caótica, marcada por la inseguridad alimentaria y la falta de atención médica, está siendo aprovechada por individuos sin escrúpulos que se hacen pasar por líderes, reuniendo fuerzas armadas y convocando a manifestaciones para derrocar al gobierno actual. Esto augura enfrentamientos violentos y, posiblemente, una guerra civil cuyo desenlace es incierto.

La paralización del transporte, el comercio y el deterioro de la débil economía productiva nacional, conducirán inevitablemente a la hambruna y al resurgimiento de las epidemias. De agudizarse el clima de violencia, ¿Qué sucederá con los civiles desplazados de las zonas urbanas afectadas? Probablemente, muchos buscarán refugio en áreas más seguras en el interior del país otros se dirigirán a la frontera en busca de seguridad. Puerto Príncipe se encuentra a 50 kilómetros de Jimaní, Juana Méndez está a solo 500 metros de Dajabón y Cabo Haitiano está a menos de una hora de la frontera.

¿Cómo responderán nuestras autoridades ante esta avalancha de desplazados, que en su mayoría serán mujeres, niños y ancianos? ¿Qué dirá la prensa nacional e internacional sobre nuestra respuesta a esta crisis humanitaria?.

Es probable que se establezcan campos de refugiados en el lado occidental del muro para brindar atención mínima, aunque probablemente insuficiente, y que nuestro gobierno está obligado a proporcionar. Estos campos sin servicios básicos se convertirán en focos de infección que requerirán atención de los hospitales de la zona. Los sobrevivientes podrían luego convertirlos en asentamientos permanentes.

Los recursos y el apoyo de los países que se ofrecieron para pacificar Haití deberán multiplicarse o dividirse para hacer frente a la nueva crisis de refugiados. ¿Qué hacer? Las grandes potencias y la República Dominicana, como país vecino inicialmente afectado, deben tomar medidas contundentes para desarmar a los insurrectos y llevar a los delincuentes a las nuevas instalaciones carcelarias a construir.
El panorama no es alentador.

Nuestro país, quiera o no, se verá involucrado en el conflicto, por lo que es crucial tomar medidas ahora para contrarrestar esos elementos desestabilizadores. Nuestras autoridades deberían considerar la propuesta de establecer un campamento de entrenamiento y logística en nuestro lado, desde donde se podría organizar una fuerza compuesta por haitianos voluntarios para ayudar a pacificar y reconstruir el país.