Todos sabemos que el envejecimiento es una etapa de la vida inevitable, pero a pesar de que tenemos esto muy claro, muchas personas, en especial las féminas, le temen a envejecer, tal vez porque siempre se engrandece a la juventud y la belleza, y cuando se habla de vejez solo se asocia a lo no productivo.
La psicóloga, Soraya Lara de Mármol, afirmó a ¡Qué Pasa! que “el temor al envejecimiento no es un tema de actualidad. Se ha incrementado con la aparición de la industria cosmética, que encontró una brecha de temores, inseguridades y vulnerabilidades del ser humano durante el proceso de modernización. En el universo de la estética aparece la mujer como un objeto de belleza a través de la imagen y la forma del cuerpo”.
Debido a esto, muchos no aceptan el cambio en sus físicos, y deciden recurrir a lo que creen los mantendrán en una juventud eterna: las cirugías estéticas.
En la historia universal, existen mujeres hermosas, pero uno de los más grandes referentes de belleza femenina es Cleopatra. Desde la época de esta reina de Egipto, las personas han estado fascinadas con su atractivo y la eterna juventud, pero la importancia que personas de edades entre los 30 y 45 años le han dado al tener un rostro y cuerpo perfecto, ha llevado la medicina estética a otro nivel.
Querer sentirse bien, no es pecado, pero ¿Es esto un síntoma del temor al envejecimiento? la experta, quien es presidenta, del Patronato de Ayuda a Casos de Mujeres Maltratadas (Pacam), destaca que hacerse varias cirugías, no necesariamente están asociadas a la edad.
“Es probable que se trate del trastorno dismórfico corporal que podría aparecer hasta en la adolescencia. En el fondo subyace el temor a sí mismo, el rechazo hacia su propio cuerpo y en los casos de las personas de mayor edad, rechazo a aceptar el proceso natural del envejecimiento” enfatizó.
Dijo que en estos se encuentra una angustia inconsciente hacia la muerte y a la exclusión social por no cumplir con los estándares de belleza y el miedo a no ser tomada en cuenta. “El rechazo hacia sí mismo se acompaña con la negación a asumir el ciclo natural de la vida”.
Agregó, que estamos frente al angustiante rechazo de la imagen corporal, que incluye el aspecto facial. “No se aceptan ni valoran porque no cumplen con los estándares de la belleza impuestos por la industria de la estética. La autoestima se ve severamente afectada”.
Debido a estos trastornos, un grupo de personas, tanto de mujeres como de hombres, se convierten en adictos a las cirugías, a lo cual se le denomina dismorfofobia.
El trastorno dismórfico corporal (TDC) o dismorfofobia, es una distorción mental caracterizado por la preocupación obsesiva y exagerada por un defecto real o imaginario en las características físicas.
¿Qué sucede en la mente de estos?, la doctora Soraya explica que estas personas tienden a sentirse muy ansiosas y a deprimirse, deteriorando su desempeño social y laboral.
“Sus pensamientos están centrados en la apariencia. Son obsesivas en los detalles físicos, miran imperfecciones donde otros no las ven. La afección psicológica podría ser severa y conducir hacia el aislamiento social y disminuir la satisfacción por la vida. Prefieren no salir para no exponerse y evitar usar ropas que destaquen las supuestas imperfecciones” dijo.
UN APUNTE
¿Cómo se cura esta adicción?
El problema del grupo de personas adictas a las cirugías no están en sus cuerpos si no en sus mentes, pero es algo que un tratamiento con un experto no pueda ayudar a mejorar.
“En estos casos subyacen síntomas de ansiedad, depresión y baja autoestima, por lo que se requiere de acompañamiento de un profesional de la salud mental, por lo tanto tendrán que modificar las ideas distorsionadas que tienen sobre sí mismos y su imagen corporal, aprender a destacar sus cualidades humanas, a superar el temor al rechazo y el envejecimiento, a desarrollar actividades placenteras junto a sus amistades, parejas y familiares, hasta superar el aislamiento y aprender a amarse incondicionalmente, finalizó diciendo Lara de Mármol”.