Ojos para ver.-
La tragedia en que murieron ocho haitianos y un dominicano al caer el vehículo en que viajaban en un canal de riego en la comunidad de Barrero, Navarrete, expone la dramática realidad del tráfico de indocumentados por la zona fronteriza.
El suceso no solo pulveriza el discurso del Ministerio de Defensa sobre la seguridad en la zona, sino que compromete el papel de los militares en el lucrativo trasiego de haitianos a República Dominicana. La tragedia da la razón al diputado Darío Zapata, de Dajabón, y a los demás sectores que insisten en responsabilizar a los militares fronterizos del tráfico de indocumentados.
La explicación que se ha dado sobre la tragedia es que el conductor del vehículo, identificado como Miguel Antonio Castro Mercedes, era un reconocido traficante de haitianos. De ser así no se explica por qué Castro Mercedes, quien pereció en el suceso, no había sido detenido y sometido a los tribunales. El legislador, que debe contar con datos concretos, denunció que el gran centro con el trasiego de haitianos opera en Dajabón.
O sea, que es fácil de investigar, al menos si se quiere enfrentar la inmigración irregular antes de que ocurra otra tragedia tan dolorosa como la que costó la vida a las nueve personas.