Olla de presión
El presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, retuvo el poder a través de unas elecciones claramente fraudulentas, pero paradójicamente bendecidas por Estados Unidos. Los hondureños denunciaron el fraude en las calles por medio de protestas que dejaron varias víctimas, pero sin conseguir que Hernández no se juramentara.
Ahora, tras la condena por narcotráfico de un hermano del mandatario en un tribunal de Nueva York, los hondureños han vuelto a protagonizar violentas movilizaciones en demanda de la renuncia del gobernante. Los saqueos de establecimientos caracterizaron los disturbios.
Las protestas comenzaron después de un llamado del expresidente Manuel Zelaya tras conocerse el veredicto contra el excongresista Antonio Hernández durante un proceso en que varias veces fue citado el nombre del mandatario entre los beneficiados de los aportes del narco a los procesos electorales en Honduras.
Con la moral de un gobernante cuestionada y la sempiterna crisis económica que golpea a estos países los hondureños, como los haitianos, ven en la renuncia de las autoridades una vía para empezar de nuevo.