Aunque del intento de Argentina por recuperar la soberanía de las islas Malvinas, conculcada por Gran Bretaña, se cumplieron ayer tres décadas, la posesión colonialista de ese territorio lleva casi 180 años y todavía hoy representa una daga de oprobio colonialista clavada sobre el corazón de América.
Una mezcla de distorsión y confusión impiden aún conocer a profundidad las causas de ese desembarco de militares argentinos en el archipiélago austral, que unos atribuyen a maniobra de la dictadura militar del general Leopoldo Galtieri, para desviar la presión pública por la crisis económica y las violaciones a los derechos humanos.
Otros creen que Londres precipitó el conflicto al enviar buques de guerra a la isla vecina de Georgia del Sur para desalojar a 39 obreros argentinos que laboraban en el desarme de tramerías de metales de antiguas factorías balleneras.
La primera ministra conservadora, Margaret Thatcher, afirmó que esos trabajadores eran militares infiltrados en el archipiélago en preparación de un desembarco, lo que precipitó el conflicto bélico que tuvo un saldo de 649 soldados argentinos muertos y 220 ingleses.
El actual premier londinense, David Cameron, justificó la acción militar de Gran Bretaña en las Malvinas, bajo el argumento de que la Junta Militar ponía en peligro la libertad de los isleños, sin poder entender, como ha señalado la presidenta Cristina Fernández, que esa dictadura también subyugaba al pueblo argentino.
Más aun, la señora Thatcher, que nunca ocultó admiración por los dictadores de la región, firmó posteriormente un pacto de complicidad con el dictador chileno Augusto Pinochet, quien refrendó la usurpación del Reino Unido sobre ese archipiélago.
La presidenta Cristina Fernández reconoce que la Junta Militar no consultó al pueblo argentino para cometer esa acción militar, del 2 de abril de 1982, pero ha señalado como legítimo el reclamo de su país sobre la soberanía de ese territorio insular que lleva casi 180 años bajo yugo colonial de potencias europeas.
Al conmemorarse el 30 aniversario del desembarco de Las Malvinas, América Latina extiende manos solidarias y reclama a Gran Bretaña acogerse a un ejercicio dialogante tan amplio como sea posible, del que resulte el retorno a Argentina de la soberanía sobre ese archipiélago, y poner fin a la ignominia que significa ese reducto del colonialismo europeo.

