Archivo General de la Nación: “El otro mundo”
El Archivo General del Nación (AGN) era hasta 2004 el campo abierto para la sustracción, deterioro y descuido del patrimonio documental dominicano.
Afortunadamente, con la designación en la dirección general de AGN de Roberto Cassá, se tradujo en la construcción de una honrosa capsula dentro de la administración pública, en la cual las reglas, normas y protocolos se fundamentan en la racionalidad, la capacidad técnico-profesional y la designación en sus cargos se define por méritos y nadie llega por recomendación de ningún partido, incluido el gobernante.
Al parecer, dados los hechos y los resultados de su gestión, el Archivo General de la Nación es una dimensión excepcional en la administración pública, una en la cual el sinónimo para el trabajo es la preparación sobre el distintivo del talento lo que proporciona una estabilidad laboral que no tiene relación con los cambios en la estructura de poder del Estado.
El presidente Leonel Fernández tuvo uno de sus mejores aciertos cuando en agosto del 2004 nombró al historiador Roberto Cassá al frente del Archivo General de la Nación, que hasta entonces había sido el espacio del saqueo, mal manejo y deterioro de la documentación histórica nacional.
Cassá ha sido mantenido al frente del AGN por 16 años ya, aportándole a esa institución cultural un aliento de respeto, profesionalidad y disciplina, de criterio meritocrático para sus nombramientos y ascensos en su personal, de perfeccionamiento.
Hoy día, el AGN ocupa el liderazgo en investigaciones históricas y publicación de libros, alberga una camada de técnicos e historiadores que aman con pasión lo que hacen y desarrollan su trabajo a partir de un gran plan estratégico que tiene metas definidas y productos esperados.
Mal haría el país si no presta atención especial al modelo de ejercicio desde las instituciones del Estado, aporta el Archivo General de la Nación, expresado en la inexistencia de empleados o ejecutivos que, cobrando sus salarios, no trabajan, o que hayan sido nombrados o destituidos por las caprichosas vueltas que puede dar la política y los cambios de rostros en el Palacio Nacional.
El AGN es otro mundo. El mundo al que deberíamos aspirar.