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Como cada domingo: Mi movilidad eléctrica

Como cada domingo: Mi movilidad eléctrica

José Rafael Sosa

Me he iniciado en la movilidad eléctrica. Soy propietario de un carro eléctrico. En diciembre pasado, Ernesto José Fernández Brea, (abogado y chef) en una sensación un tanto indescriptible que me produjo montar en su Hunday Loniq (2018), que había adquirido en un establecimiento de este tipo de vehículos: Zero Emisión RD.

Aquella fresca relación entre movilidad, silencio y respeto por el ambiente, me resultó penetrantemente agradable y me fue recuperando el ánimo y me sedujo. Ese fue el momento en el cual aposté por la movilidad eléctrica.

Desde entonces se fijó en mí el propósito: movilidad eléctrica como forma de estar en armonía con la vida.

Hoy en mi parqueo hay un vehículo Nissan Leaf 2019. Se trata de un paso trascendente que supera el cambio de vehículo por otro. Es un regalo de mis hijos que me permite conectar con una forma de pensar sobre la conservación y concepción de la vida.

Recuerdo que escribí el 12 de diciembre de 2021 un artículo en mi columna Como Cada Domingo, de El Nacional:
“Los vehículos eléctricos no son ruidosos. Disminuyen la contaminación acústica, una de las causas de la pérdida de audición sufrida por más de 360 millones de personas en el mundo, de las cuales 32 millones son niños.

Son económicos. El costo por kilómetro es sustancialmente inferior al de los automóviles de motor de combustión. Son seguros. Los modelos eléctricos entregan igual o mayor seguridad que los de motor de combustión.

Necesitan poco mantenimiento. No tienen motor, ni radiador, ni otros sistemas complejos de mecánica. Las visitas al taller de mecánica desaparecen al igual que los costos de mantenimiento como se conciben en ese plano”. (https://elnacional.com.do/carros-electricos/)