El ministro de Economía ha dejado sentado que bajo el actual esquema el Gobierno que encabezará Danilo Medina no podrá cumplir a partir de 2013 la ley que asigna un 4% del Presupuesto a Educación sin abocarse a una reforma fiscal para aumentar las recaudaciones.
Otras fórmulas, como reducir sustancialmente el gasto a través del desmonte de la nómina, reducir al mínimo las evasiones y la eliminación de privilegios, es obvio que no figuran en agenda, posiblemente por el impacto negativo en la política clientelista que han fomentado las autoridades.
Tratándose de una demanda nacional, con la cual incluso se identificó y prometió cumplir el presidente electo, las condiciones que plantea Temístocles Montás para cumplir la ley de Educación no dejan de parecer sólo el pretexto para justificar un incremento de los ingresos por vía impositiva.
No importa que el funcionario, uno de los más influyentes del Gobierno presidente Leonel Fernández y un dirigente prominente del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), se identifique con una reforma integral que aborde no sólo las recaudaciones, sino la calidad del gasto.
Pese al ejercicio, tiene, sin embargo, el mérito de ser por lo menos sincero. Ha sido de los primeros en reconocer, si no el único, el peso en la economía, que otros definen de manejable, del endeudamiento externo, al descartar que por esa vía se puedan buscar recursos para financiar el sistema educativo.
Y todo porque sólo el pago de intereses de la voluminosa deuda pública, que el Gobierno sitúa en alrededor de 17 mil millones de dólares y economistas de la oposición en unos 24 mil, se requerirán de alrededor de 140 mil millones de pesos, equivalentes a aproximadamente un 40 por ciento del actual Presupuesto.
Su apreciación contribuye a aumentar las suspicacias sobre las reales condiciones económicas, tomando en cuenta otros gastos y el carácter de la reforma fiscal que se contempla, la que incluso sugirió que debe efectuarse entre agosto y diciembre de este año. Lo que no dijo fue si es para consignar el 4% a Educación o con qué fines.
Ahora mismo son muchos los que están a la expectativa por los cuantiosos recursos de que hizo gala el Gobierno para incidir en los resultados del proceso electoral. Algunos hablan de un déficit de 60 mil millones de pesos sólo en los primeros cuatro meses, algo que el Gobierno calla o se limita a rechazar sin mayores argumentos.
Si bien ha sido abanderado de una reforma tributaria que aborde la calidad del gasto, no se descarta que en las actuales circunstancias la magnitud del agujero motive las condiciones para impulsar desde ahora el carácter de la iniciativa. El panorama no pinta promisorio.

