Opinión

Conmoción

Conmoción

Conmociona al Perú y a toda América el suicidio ayer del ex presidente Alan García, quien se disparó a la cabeza para evitar su apresamiento por policías y fiscales que procuraban detenerlo en su residencia de Lima, para investigarlo por corrupción.

García sería encarcelado de manera preliminar durante diez días, tras los cuales el Ministerio Público solicitaría prisión por 36 meses imputado en el escándalo Odebrecht, con acusación de prevaricación, soborno y lavado de dinero en el caso para adjudicar obras públicas en favor de esa empresa brasileña.

El ex mandatario, quien gobernó entre 1985 y 1990, y entre 2006 y 2011, intentó asilarse en la embajada de Uruguay, al denunciar persecución política en su contra, pero el gobierno de Tabaré Vázquez rechazó concederle protección diplomática, por lo que la Fiscalía continuó con las indagaciones que concluyeron hasta acaecida la tragedia.

Cuatro expresidentes peruanos han sido investigados sobre el escándalo Odebrecht, dos de ellos, Ollanta Humala y Pedro Pablo Kuczynski, encarcelados y Alejandro Toledo, declarado prófugo, mientras que Alan García optó por el suicidio. Otro mandatario, Alberto Fujimori, cumple condena de 25 años de prisión por corrupción y otros crímenes.

El expediente Odebrecht ha drenado la reputación de la clase política en numerosas naciones del continente, siendo Perú la nación con más expedientes abiertos contra ex presidentes, uno de los cuales prefirió despojarse de la vida antes que sufrir la humillación que significa el encarcelamiento por corrupción. Historia triste y aleccionadora.

Mejor por las buenas

El desplazamiento mayor de vacacionistas hacia playas, ríos y montañas se inicia hoy, Jueves Santo, cuando también se dispara el dispositivo de seguridad ciudadana y prevención de accidentes, con la participación de más de 45 mil personas, entre militares, policías, médicos, paramédicos, socorristas y voluntarios.

La ocasión es propicia para reiterar el ruego a la ciudadanía para que en todas partes observe un comportamiento cívico apegado a la sensatez, prudencia, solidaridad, tolerancia y observancia de la ley, única manera de evitar desgracia propia o ajena.

Es menester advertir que las autoridades están en deber y obligación de disuadir mediante la aplicación de la ley cualquier tipo de temeridad, que incluye detención y sometimiento a la justicia a quien cruce la raya. Es mejor por las buenas que por las malas.

El Nacional

La Voz de Todos