La ejecución del gasto público ha experimentado una severa contracción en el primer trimestre de 2013, periodo durante el cual sólo se destinó el 11.9 por ciento para inversiones públicas, por lo que un déficit que se estimó en 0, 7 por ciento del Producto Interno Bruto, terminó en 0,1% del PIB, lo que explica la disminución que se observa en economía, especialmente venta y consumo.
En términos absolutos, el Gobierno programó un déficit que ascendería a 16 mil 440 millones de pesos, pero sólo gastó RD$2,568.5 millones, o dicho de otra manera redujo el gasto en 13 mil 871.8 millones de pesos, que pudo invertir en áreas prioritarias y con ello contribuir a activar la economía.
A favor de las autoridades puede decirse que han cumplido más de la cuenta con las exigencias o reclamos del sector productivo y clase política para que se disminuyera sustancialmente el gasto público o el abultado déficit fiscal, aunque parece que el Gobierno se ha pasado de la raya.
Como si se cumpliera el dicho aquel de que no es lo mismo clamar la presencia de lucifer que verlo llegar, instituciones que antes exigieron drástica disminución del déficit, ahora piden al Gobierno incrementar las inversiones como forma de movilizar la economía que estiman está virtualmente paralizada.
Un informe del Ministerio de Hacienda y de la Dirección de Presupuesto revela que el 41 por ciento de los gastos del Gobierno durante el periodo señalado tuvo por objeto transferencias corrientes del sector público, entre las que se incluyen las referidas al pago de deudas con el subsector eléctrico, compromisos con los ayuntamientos, y pagos de pensiones, programas sociales y becas estudiantiles.
Esa drástica contracción del gasto público se agrava aún más porque la ejecución presupuestal ha estado matizada por millonarias transferencias para suplir abultados déficits del subsector eléctrico y otras partidas que no ayudan a impactar en la dinamización se los sectores productivos, pero aun así ¿cómo pedirle ahora al Gobierno que incremente el gasto, cuando apenas en la víspera se le reclamó disminuirlo drásticamente?
La única razón valedera para sugerir al Presidente que quite el pie sobre el freno de la economía, seria bajo la advertencia de que si se mantiene la política de enseñar al burro a no comer, se caerán aún más las recaudaciones por vías de la Dirección General de Impuestos y de Aduanas, entonces el remedio sería peor que la enfermedad, y lo que no se va en llanto se iría en suspiro.
Es imperativo que el Gobierno varíe sustancialmente su política de ejecución presupuestal para el segundo semestre del año, como forma de activar la economía y evitar que el paciente colapse a causa de los efectos secundarios de políticas económicas muy afines al Fondo Monetario Internacional, sin que se llegue a cumplir el estribillo aquel de que contigo (reducción del gasto) porque me mata y sin ti (aumento del gasto) porque me muero.

