La navidad debe ser época de paz y armonía. La solidaridad debe florecer, y al que necesita se le debe dar la mano y ayudarlo. Es tiempo de meditación para encontrar soluciones individuales y colectivas.
Es dar pasos en el camino de la paz y la solidaridad. No se van a terminar por arte de magia las desavenencias sociales, pero es posible que surja la ayuda comunitaria que haga paliar el hambre por varios días.

La sociedad dominicana necesita de unidad y consenso para poder dar pasos adelante. Es buscar la mejoría de los millones que viven en la indigencia, excluidos de la modernidad y el desarrollo.
Hoy más que nunca se necesita el capitalismo de rostro humano, que no solo vea al obrero como mano de obra barata para acumular riquezas, sino como una cuña minoritaria en la tarea de la producción.

No se podrán igualar las clases sociales. Siempre existirán pobres y ricos, pero las decisiones se tienen que tomar buscando nivelar los parámetros económicos, y que los beneficios alcancen a todos los sectores.

La economía dominicana a mejorado en los últimos años, pero al tiempo que florecen las grandes y elevadas torres, también corre paralelo la nueva muchedumbre de hambreados sociales.
Hay que ir en auxilio de esa legión de desesperados, que no tienen presente ni futuro. Pero con el esfuerzo combinado del gobierno y los empresarios se puede cambiar el parámetro. Hay que pensar a futuro y trabajar en el presente.

Hay que mejorar los niveles educativos de la población, y analizar a fondo cuales son las causas que provocan la deserción escolar. Cuando un muchacho abandona la escuela, se cierra el camino, y muy difícilmente saldrá de su situación de abandono.

Toca al Estado garantizar una educación eficiente, para así preparar a los jóvenes de barrios populares para que renazca la esperanza de una mejor existencia. En los últimos años se han dado pasos aislados de mejoría del sistema educativo, pero hay programas positivos como el desayuno y el almuerzo escolar.

Un tema donde es vital el acuerdo entre el gobierno y el empresariado es en la masiva creación de empleos. Un joven sin educación y sin trabajo irá camino de la fechoría. Entre miseria extrema y delincuencia callejera, hay una delgada línea divisoria.

Ahí debe surgir el trabajo social, prevenir para que el delito no sea la puerta abierta. El año entrante debe ser el de la prevención social. Ayudar a tiempo en preparar mejores ciudadanos.

Por: Manuel Hernández Villeta