El papa Francisco ha expresado preocupación por la creciente amenaza de la desinformación y las noticias falsas, por lo que instó a los periodistas a evitar vincular el ejercicio profesional con la “coprofilia”, que significa “experimentar placer al manipular, tocar u oler excrementos”.
La divulgación de falsedad o manipulación es considerada por el pontífice como el primer pecado de los periodistas, siendo la calumnia y la difamación faltas subsiguientes, en tanto que la coprofilia, que representa en la prensa el amor por el escándalo y la suciedad, se trata de la cuarta infracción ética o divina.
En un encuentro con comunicadores italianos, en el Vaticano, el Papa urgió evitar que la sociedad de la información se transforme en “la sociedad de la desinformación”, porque “la realidad es siempre superior a la idea”, al quejarse también de que “todo el mundo comenta todo, incluso sin conocer los hechos”.
Lo dicho por Francisco constituye una sabia, valiente y oportuna reprimenda ética al ejercicio del periodismo en el mundo de hoy y a la manipulación de las redes por poderes fácticos y políticos, mediante inserción de noticias falsas y eslóganes con el propósito de desorientar a la opinión pública.
Los periodistas dominicanos deberían escuchar y atender el consejo del Papa de evitar que por adición a cultivar el escándalo, experimenten en el ejercicio profesional la adición a la coprofilia: «el placer por manipular, tocar u oler inmundicias”.
El mundo padece de una crónica y extendida guerra de desinformación entre agencias noticiosas que representan intereses de grandes potencias en oriente u occidente, en las cuales las municiones son las noticias falsas, manipulación, o la post verdad.
Aquí y en todas partes, las redes sociales han sido contaminadas con lenguaje de odio y hasta se ha dicho que sirven de correa de transmisión de una agenda oculta impulsada desde grandes metrópolis que procura imponer estilo de vida que negarían la propia naturaleza humana.
La sociedad dominicana enfrenta hoy retos singulares en lo político, económico, social e institucional, matizados por la cercanía de las elecciones generales y el enrarecido entorno internacional, lo que requiere del ejercicio de un periodismo ético, alejado de la manipulación, falsedad, difamación y calumnia y, como aconseja el Papa, alejado de los excrementos.