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Coronavirus

Coronavirus

Quizá en estos momentos sea igual para muchos países, y no solo para Dominicana, pero lo cierto es que hoy se pone de relieve que esta pandemia letal no está sola en el espacio social sino que por ella se hacen más transparentes verdades como la vulnerabilidad que produce la pobreza, la indigencia y la orfandad social indicando que hay una deuda del Estado, impagable en el corto plazo.

Es de ahí que los términos más apropiados para el momento, sean exasperación e incertidumbre, ambas se acentúa más con el distanciamiento social, so pena de aumentar el contagio, y las muertes que ya suman varios cientos en nuestro país.

Sin asumir, ni por asomo, la expresión popular de que no hay mal que por bien no venga, han estado bajo el crisol, al menos en las dos primeras semanas del quédate en casa, asuntos que aunque se conocían, ahora se ponen más al desnudo, indicando que hay que afrontar con cierto rigor.

Uno de esos temas es el negocio de la privatización, negocio que ha crecido al amparo de la carencia del sector público, y bajo la protección del Estado mismo que no ha querido imponer reglas y condiciones que eviten, a la gente, la sea víctima del libre juego de la oferta y la demanda, donde queda atrapada una buena parte de la ciudadanía que, por su salud, tiene que decidir entre las carencias del sector público y la voracidad insaciable de los dueños de clínicas y laboratorios privados.

Desde hace un buen tiempo esta medicina privada actúa sin control. No son pocos los casos en que personas que ya han consultado en una clínica privada, se encuentran con que, bajo el alegato de que eso es otra consulta, deben pagar hasta por ver los resultados de análisis y estudios que allí mismo les habían indicado. Tan poco quieren algunos aceptar seguro médico, a menos que no sean de sus favoritos. Cuando esto ocurre hay varias alternativas: desistir de consultarse, aplazar el asunto, o hacer un sacrificio económico, no previsto.

¿Quién, en el país, puede ignorar las reiteradas situaciones en que se han escenificado en centros médicos privados cuando la administración determina el monto a pagar luego de la dada de alta por internamiento e incluso cuando una mujer ha dado a luz, quedando la persona casi en calidad de retenida hasta que pague la suma? Hay quienes se han ido a los medios de comunicación no solo a denunciar sino a solicitar ayuda económica.

En otras ocasiones clínicas privadas han negado los primeros auxilios a personas que llegan a las emergencias, si no hay quien se comprometa a sufragar los gastos. Este signo de peso que predomina no es más que el efecto, despiadado, de la privatización de la salud.
Hemos citado estos hechos para dar una nueva mirada a la privatización de la salud, pues ni en el tiempo del Coronavirus, se hizo excepción, más bien rebotaban a pacientes sospechosos de la enfermedad, y aunque se dijo que habrían consecuencias, más bien imperó el miedo ante esos poderes.

La población ha visto cómo es que frente a esta tempestad de muerte el Estado ha tenido que negociar, sabrá Dios con cuáles condiciones, con clínicas y laboratorios privados para que entren a dar servicio en esta emergencia.

Por: Lidia Melania
lidiamelania@claro.net.do

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