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Cortázar en SD

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Chiqui Vicioso

Te quiero, país tirado a la vereda, caja de fósforos vacíos. Te quiero, tacho de basura que nos legó Juan Pablo Duarte, mientras las viejas lloran en el velorio y anda la cerveza con su verde consuelo.

Lotería del pobre.
Y en cada piso hay alguien que nació haciendo discursos, para algún otro que nació para escucharlos y pelarse las manos.

Pobres negros que juntan las ganas de ser blancos. Pobres blancos que viven un carnaval de negros. !Que quiniela hermanito. En Guachupita o La Ciénaga, en los puentes, afuera.

En los ranchos que paran la mugre del campo, en las casas blanqueadas del silencio del norte, o en las chapas de zinc donde el frío se frota. En el Parque Colón, donde ronda la muerte trajeada de mentira.

Te quiero, país desnudo que sueña con un smoking.
Vicecampeón del mundo en cualquier cosa, en lo que salga, basketball, volleyball, bachata, coraje, puños, viveza y elegancia.

Tan triste en lo más hondo del grito, tan golpeado.
Pero te quiero, país de barro, y otros te quieren y algo saldrá de ese sentir.

Hoy es distancia, fuga. No te metas, dale que va, paciencia.
La tierra entre los dedos, la basura en los ojos, ser dominicano es estar triste.

Ser dominicano es estar lejos. Y no decir: mañana, porque ya basta con ser flojo ahora.
Tapándome la cara me acuerdo de una Estrella en pleno campo, me acuerdo de un amanecer en Jarabacoa, del malecón de tarde, del Ozama fragante, de un vuelo de cotorras quemando un horizonte verde y rojo.

Te quiero, país, pañuelo sucio, con tus calles cubiertas de carteles políticos.
Te quiero sin esperanzas y sin perdón, sin vuelta y sin derecho, nada mas que de lejos.

Y esperanzada, y de noche.
“La Patria”, en “La vuelta al día en ochenta mundos”. Himno de la Internacional de Cronopios. En Cortázar, una biografía de la A a la Z. Adapción de Chiqui Vicioso.