Opinión Articulistas

CP y el arte de jugársela

CP y el arte de jugársela

Orlando Jorge Villegas

Las grandes transformaciones siempre van acompañadas de opiniones a favor y en contra. Es la naturaleza de los cambios, la esencia de la inmortalidad. Eso es precisamente, lo que ocurrió con la promulgación del proyecto de ley del Código Penal de la República Dominicana, el pasado domingo, por el presidente Luis Abinader. Tuvimos que esperar más de 100 años para que un mandatario se dignara a jugársela para promulgarlo, y que un Congreso, con una mayoría partidaria comoha sido la del PRM desde el 2020, hiciera un trabajo firme y consistente en actualizar esa pieza legislativa.

Mientras fui legislador en el período 2020-2024, voté tres veces por la aprobación de dicho proyecto de ley. Las votaciones se pueden constar en los registros del Congreso Nacional. En dos ocasiones, tuve la oportunidad de defender el por qué entendía que el Código Penal debía de aprobarse y promulgarse. Dos razonesme motivaban: la gran cantidad de tipificaciones penales nuevas que eran inexistentes en el ordenamiento jurídico dominicano; y en segundo lugar, jamás pondría el interés de grupos que querían boicotear 400 y tantos artículos, por dos o tres.

Pero además, en junio del 2022, pasé por el momento más difícil de mi vida: el asesinato de mi padre. Al cruzar por el juicio contra su asesino, lamenté que no tuviésemos un código actualizado, para tener penas más duras contra este tipo de crimen. Eso solo lo puede entender quien lo vive en carne propia…

Esta nueva legislación tipifica delitos como el sicariato, los crímenes de guerra y genocidio, corrupción administrativa, acoso sexual y laboral, tortura y tratos crueles, ciberdelitos, uso del ácido del diablo u otras sustancias químicas en actos de violencia, y eleva la pena hasta 40 años para homicidios agravados, entre otros.

La mayoría de la sociedad ha aplaudido el nuevo Código Penal. Algunos han criticado la ausencia de temas que entienden debieron estar. Siempre las piezas legislativas tendrán oportunidad de mejora. Pero no podíamos seguir con un texto del siglo XIX. El impacto de este paso trascendental se verá en el mediano plazo.

Al momento de recibir la ley en el despacho presidencial, el presidente Abinader, se vio frente a dos escenarios: el primero, sus convicciones personales y políticas en relación al texto legislativo; el segundo, una mayoría absoluta de la sociedad que exigía su promulgación, contra una minoría ruidosa que reclamaba algunos puntos.

La decisión fue la correcta: jugársela y promulgarlo. La historia se lo reconocerá. La sociedad se lo agradecerá. A la hora de tomar decisiones, no se puede tener miedo, ni ser cobarde.