Los jóvenes limpiavidrios podrían ser un problema de la sociedad ya que casi siempre vienen de hogares desintegrados donde las calles ofrecen solidaridad y terminan siendo víctima de la violencia y donde los más fuertes se imponen a los débiles, los más grandes a los más pequeños, según el especialista en criminología, Wilfredo Mora.
“Es terrible la vida de un “limpiavidrios”, ya que muchos de ellos no han conocido a sus padres, y los problemas que enfrentan no los pueden explicar por ellos mismos”, dijo el educador.
En definitiva manifestó que los limpiavidrios son muchachos fruto del desamparo, la orfandad y el abandono de sus familiares, según las informaciones que poseen.
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Dijo que como todos los muchachos de las calles, la tendencia es que tengan comportamientos agresivos, de apariencia “harapienta”, rudos en el trato y sin cuidado con los adultos.
Debido a la circunstancia que les rodean no es raro que sean ladrones, vagabundos, camorristas y de las calles, porque es el lugar donde duermen, deambulan. Por lo que limpiar vidrios, visto así, es más que un trabajo: es un acto de resistencia.
El catedrático informó que hace algunos años la Procuraduría General de la República procedió recoger los limpiavidrios para sacarlos de las calles y cuando los padres fueron a buscar sus muchachos algunos se presentaron con corbata y otros con camisa prestada.
Los reunieron en un salón y les endilgaron una charla. Pero uno de los padres lo paró en seco: “¿Ustedes nos van a dar algo?”. Explicaron que la única razón por la que los muchachos están en la calle es para trabajar, pues no tienen otra manera de sobrevivir.