POR: Euclides
Gutiérrez Félix
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¡Bien por Danilo!
El pasado 27 de febrero llegó a su etapa final, en términos reales, “El Mes de la Patria” y en la Asamblea conjunta del Poder Legislativo, o sea, la reunión del Senado y la Cámara de Diputados, y en virtud de las atribuciones del artículo 128 de la Constitución de la República, Danilo Medina dio cumplimiento a esas atribuciones presentando el informe que le impone como jefe del Estado. El Presidente, compañero Danilo Medina Sánchez, al depositar las memorias de los Ministerios y rendir cuentas de su administración del año anterior, pronunció un elocuente y bien ordenado discurso haciendo en el mismo los señalamientos necesarios de las gestiones y disposiciones que ha puesto en ejecución durante su gestión.
Danilo habló bien, con propiedad y responsabilidad, como corresponde al Presidente de la República, que es el jefe supremo de las Fuerzas Armadas, la Policía Nacional, y primer ejecutivo del Gobierno y de toda la administración pública, así como de la política exterior del Estado. En una nación conformada con las características sociales que Juan Bosch explicó, con detenimiento, en su obra inmortal “La Composición Social Dominicana”, constituye un dolor de cabeza oír tantos consejos, opiniones, sugerencias y emplazamientos, que los integrantes en sus diferentes capas de nuestro pueblo le hacen llegar por las diferentes vías de información, periódicos, radiodifusoras, emisoras de televisión, en los más de doscientos programas que se producen y transmiten las veinticuatro horas del día.
Danilo rindió, al presentar sus memorias, un informe detallado, muy detallado, de cómo ha gobernado el país desde su toma de posesión, que se realizó el 16 de agosto del año 2012. ¡Bien por Danilo! No puede llevarse ni escuchar todos los disparates e inventos o consejos que emiten personas, mujeres u hombres, que no tienen idea ni se acercan a ella, de que la política no solamente es un arte sino también una ciencia y que cuando se reúnen las virtudes y las condiciones imprescindibles y necesarias para hacer vida pública, las dos virtudes fundamentales son, en ese orden, la prudencia y la discreción, que rigen y determinan la vida de los hombres públicos; a ellas se agregan las cualidades como la honestidad, la inteligencia, el valor, la integridad y la firmeza de carácter, para que, por respeto, acepten y cumplan con las disposiciones gubernamentales.
Danilo dejó claramente establecido que la educación, la salud y el trabajo, en beneficio del pueblo dominicano, son las necesidades fundamentales para conducir a la República por un camino correcto, que le permita arribar a un escenario donde sea posible consolidar una sociedad moderna, organizada, lúcida por su nivel cultural y preparada para desarrollar la riqueza que tiene en su escenario geográfico el Estado dominicano, con la garantía de la salud de un pueblo sano, capaz de trabajar en todas las actividades necesarias, en términos humanos, como debe ser un país digno de un destino mejor.

