Nuestro país está lleno de problemas y dificultades que se ramifican y se multiplican en todo el territorio nacional. No estamos obligados a enjuiciar de manera permanente, las actividades del gobierno actual, bajo cuya responsabilidad el pueblo dominicano dispuso el cuidado de su presente y la atención a su futuro; no somos el más pobre de los países de la región del Caribe, incluyendo en ellos a Venezuela y Colombia.

Hemos reiterado en muchísimas ocasiones que este pequeño país es productor y rico, porque tiene la suerte de producir el 90% de lo que consume.

El desarrollo económico y social es visible y la mayoría de nuestro pueblo está consciente de esa realidad, pero hay otros problemas serios, muy serios, que afectan no solamente el presente sino también el porvenir de la Nación dominicana.

¡Haití, siempre Haití!, es el problema más profundo y amenazador que enfrenta en estos momentos crucial la República Dominicana, por esa guerra que se ha presentado entre Rusia, Ucrania y la OTAN, que aglutina a la inmensa mayoría de naciones capitalistas de Europa, apoyada por Estados Unidos de América, que al parecer no tienen relación con el problema haitiano y con los problemas que sufren otros países de Hispanoamérica.

El gobierno de los Estados Unidos de América, que son los dueños y señores de los países hispanoamericanos, con contadas excepciones, como es el de Cuba, Nicaragua y Venezuela, que no tienen más alternativas que manejarse con la influencia irrespetuosa y abusadora de los estadounidenses.

Ahora, con mucha timidez, el gobierno estadounidense está intentando solventar los problemas que tiene el “Conglomerado Humano”, como lo llamó el gran Maestro y Político dominicano y de América Juan Bosch, designando una Comisión encabezada por un subsecretario de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental, llamado Brian A. Nichols, quién pasó 48 horas en territorio de la parte occidental de la isla de Santo Domingo, acompañado de uno de los jefes de la Marina estadounidense. No sabemos qué va a resolver esa reducida Delegación en Haití, pero tenemos la impresión de que realmente podría organizarse una intervención militar supuestamente dirigida por Naciones Unidas (ONU).

En la realidad no hay solución inmediata para resolver ninguno de los problemas que se han generado en el “Conglomerado Humano” que no es Nación, ni Estado, ni República; el objetivo real de Estados Unidos, Canadá y Francia es la unificación de la isla bajo una sola dirección política que desde luego serían los dominicanos, algunos de los cuales que son figuras importantes en la vida política, económica y social de nuestro país; entonces, diríamos ¡“A Dios que reparta suerte”! No podemos distraernos, ni creer en todas estas maniobras que se están haciendo, porque esas naciones que son poderosas y las que son menos poderosas, no quieren a los haitianos en su territorio. Defendamos la existencia del Pueblo, la Nación y del Estado dominicano. Vámonos con Dios! Si hasta allá donde vive el Señor llegan las quejas y el rechazo de los habitantes de la parte Oriental de la isla de Santo Domingo que como hemos reiterado en muchísimas ocasiones es un pueblo ¡“Legendario, Veterano de la Historia y David del Caribe”!