Opinión Articulistas

Cuba: la otra Palestina

Cuba: la otra Palestina

Chiqui Vicioso

Hay dos tipos de genocidio: los abiertos, vía tanques y bombardeos, y los que se aplican lentamente, para destruir no a un pueblo, sino una idea.

En Palestina, el argumento de los sionistas es claro: quieren unificar lo que consideran su territorio y para ello deben expulsar a dos millones y medio de palestinos que aun habitan lo que ellos también creen su nación.

Su lógica es clara: “A nosotros nos mataron seis millones de judíos, y nadie dijo, o hizo nada, por qué ahora se preocupan por una población palestino que los países árabes no ayudan?”.

Y, en retaliación por un ataque terrorista que según el NYT conocían con antelación y no impidieron, han desatado una carnicería donde las principales víctimas son las mujeres y la infancia. Las imágenes de padres escribiendo en los cuerpecitos de sus hijos los nombres para que puedan identificarlos después de los bombardeos superan el horror, y provocan que maldigamos la lógica guerrerista, venga de donde venga.

Lee también: Miguelín: antes del 16

El caso de Cuba es distinto. Argumentando que tiene una dictadura, que lo es porque es cubana, (porque nadie critica las monarquías, las cuales se celebran y se les rinde culto), se justifican todas las agresiones contra la isla, cuyas víctimas principales, son las mujeres y la infancia.

¿Sabían ustedes que la Thatcher, en su guerra contra la clase obrera, ordenó sacar los hijos de los obreros de las escuelas, que les quitaran el uniforme, los útiles escolares y la merienda?

Es obvio que no, por eso cuando murió se le exaltó como “Dama de Hierro”, así como a la reina como “gran Dama de la política internacional”, como si “dama” fuera sinónimo de impiedad.

En Cuba, lo que le interesa al gobierno de USA es demostrar el fracaso del Socialismo, y en su empeño está dispuesto a matar literalmente de hambre al pueblo cubano si no se rebela, algo que nadie denuncia en La Haya como el más permanente genocidio del siglo.

Muchos argumentan que ser solidarios con Cuba es apoyar al régimen, ignorando que si hay un pueblo con criterio político es el cubano y que ellos sabrán resolver sus problemas internos una vez puedan recuperar la capacidad de pensar, disminuida por su lucha contra el hambre.

Y eso no lo puede hacer un país al cual Trump le impuso 246 medidas adicionales de bloqueo, que abarcan desde la leche en polvo hasta el turismo.

Esto no significa que no haya burócratas mercenarios, y que no prime lo innecesario sobre lo urgente, como ostentosas construcciones cuando no hay cemento. La pregunta es: ¿Qué hará Kamala con Cuba?
¿Exigirá el final de este sostenido genocidio, como lo acaba de hacer con Netanyahu?