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Cuidado con poner etiquetas negativas a los niños

Cuidado con poner etiquetas negativas a los niños

12/04/2013 Padre regañando a su hijo, hijo desafiante, etiquetar hijo.. No debe estar normalizado el hablar mal a los niños, el gritarles, o ridiculizarles, por regla general. Sí que hay momentos puntuales en los que perdemos los nervios y se nos escapa un grito o una mala contestación. Pero por regla general esto no debe ser así: Los niños merecen tanto respeto como podemos merecer las personas adultas. SALUD FERTNIG / FERTNIG

Santo Domingo.- Con 13 años, Marisela, aunque cumplía con sus deberes, era la más criticada de su casa porque le gustaba mucho comer y dormir. Regresaba de la escuela, almorzaba en abundancia y se tiraba en su cama nuevamente hasta la tardecita, lo que provocó que con el tiempo subiera de peso y entre bromas sus padres la etiquetaran con el apodo de “La gorda”.

Así como Marisela “La gorda”, hay muchas palabras que terminan siendo ofensivas para los niños y se convierten en sus nombres ocasionales y hasta fijos. De seguro que has escuchado como a niños pequeñitos les dicen “vagos” por no ser colaboradores en la casa, o a las niñas sensibles les insisten con el calificativo de “noñas” o “lloronas”.

La psicología, hoy en día, da la razón a los abuelos que desde siempre han dicho que las palabras que vienen de los padres, son casi una sentencia para los hijos.

“Cuando etiquetamos a los niños, estos tienden a asumir el rol que les dicta su etiqueta, convirtiéndose en lo que todo el mundo les dice que son. De ahí la importancia de que los adultos entiendan lo negativo que es etiquetar a los niños”, analiza un artículo de la publicación Criar con sentido Común.

Etiquetas negativas

Por supuesto que hay etiquetas positivas y negativas, y estas teorías se adaptan a las dos, pues ambas afectan al desarrollo de los niños.

Sobre las etiquetas negativas, el psicólogo clínico Luis Vergés aporta como recomendación importante para evitar las etiquetas, concentrarnos en lo que deseamos que los niños aprendan y en qué es lo que nosotros aspiramos que se guarde en su cerebro.

“No queremos que conserven la idea de que son haraganes, ni que conserven la idea de que son desobedientes, lo que queremos es que aprendan la obediencia y a asumir sus responsabilidades”, afirma el profesional que tiene un master en terapia familiar y de pareja. Vergés aconseja que les digamos precisamente aquello que esperamos que sean y lo que esperamos que hagan, además de trazar con ellos el camino, el método la forma.

“Cada vez que hagan una tarea que se acerca a la definición positiva que le dimos, estimulemos ese comportamiento y veremos que eso es lo que van a aprender y lo que en el futuro van a aplicar”, concluyó.