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Damnificados

Damnificados

A la intemperie

Muchas familias afectadas por la tormenta Laura han comenzado a retornar a sus hogares tras bajar las aguas que inundaron diferentes barrios levantados en las riberas de los ríos Ozama e Isabela.

Pero el drama de los damnificados todavía está lejos de normalizarse, pues son muchas las personas que viven a la intemperie y, para más, sin recibir la anunciada asistencia oficial para mitigar sus penurias. Aunque el presidente Luis Abinader ordenó rescatar y asistir a los afectados por el fenómeno abundan las quejas sobre la supuesta lentitud o total ausencia oficial para auxiliar a las víctimas del desastre.

Solo huyendo de casas levantadas en las orillas de los ríos muchas personas dicen que pudieron salvar la vida, aunque perdieron gran parte de sus escasos ajuares por efecto de las crecidas.

Sufren penurias, pese al compromiso de las autoridades, residentes en Capotillo, Simón Bolívar, Gualey, Las Cañitas, El Dique, El Arrozal, El Tamarindo y en muchos otros cinturones de miseria en los alrededores de los ríos.

Además de socorrer a los damnificados las autoridades tienen que prestar atención al drama de cientos de familias expuestas a una tragedia provocada por cualquier fenómeno atmosférico. Si por el riesgo y la inseguridad esas personas tienen que ser evacuadas, tiene que hacerse sin pensarlo dos veces para evitar consecuencias peores.

Pero lo principal ahora es la asistencia para que puedan sobrevivir con un mínimo de seguridad y sin mayores riesgos de contraer alguna epidemia.

El Nacional

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