Editorial

  De hoy en ocho

  De hoy en ocho

Restan sólo  seis días  de un proceso electoral que ha sido largo, tedioso y costoso, aunque esta vez los grandes partidos  han liberado a la ciudadanía del castigo  de los mítines  de cierre de campaña que se celebrarían jueves y viernes en Santo Domingo y Santiago, así como las concentraciones regionales, lo que disminuye  riesgo de violencia o confrontación entre banderías partidarias.

En vez de llevar como borregos a decenas de miles de seguidores  hasta una plaza pública, los partidos Revolucionario (PRD) y de la Liberación (PLD), han resuelto celebrar fiestas populares o emplear  la millonada que se gasta en esas concentraciones en financiar el traslado de sus posibles votantes hasta los colegios electorales.

La campaña electoral cierra oficialmente el viernes  19 a las 12:00 de la noche, para dar paso  a la jornada de reflexión ciudadana en vísperas del domingo 20 día de las votaciones en  casi 14 mil  colegios electorales donde  han sido  convocados  unos 6.5 millones de sufragantes.

Serán esos seis días de duro batallar entre dos principales candidatos y partidos, que están compelidos  a intentar convencer a los votantes  de las bondades de sus respectivos programas de gobierno, sin que  sea útil ni necesario que  en  esta fase final de proselitismo se recurra al insulto, degradación ni mentira.

Los seis contendientes a la Presidencia  de la República deberían entender que  la población votante no se encadena a demagogias ni falsedades, que se requiere de una fluida comunicación con la ciudadanía en base a  argumentos de  sólido contenido que  hagan posible agenciarse  votos de calidad y conciencia.

Postulantes y partidos  están  compelidos  a anular el lenguaje ofensivo, afrentoso, injurioso porque  de lo que se trata es de competir en un proceso cívico destinado a consolidar la democracia y  no en una pelea de canes o corridas de toros.

La población merece que en esta fase final de la campaña electoral, los gladiadores no  contaminen aún más el ambiente  con  discursos procaces, ni  que se incite a violencia  verbal o física o a cualquier tipo de  artimaña que  signifique violación a la ley o a normas éticas.

Ojalá que en esta última semana de proselitismo, partidos, candidatos, autoridades y ciudadanía se comporten con  absoluto civismo y responsabilidad, en el entendido de que  “de hoy en ocho”  corresponderá a la población votante  decidir libremente quién será el ganador y, obviamente, quiénes los perdedores.     

El Nacional

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