O la existencia se ha puesto más difícil o con la edad uno se llena de limitaciones tornándose más exigente.
Viajar en American Airlines (AA) teniendo que hacer aduanas en Miami es sentirse un ser humano perseguido, vigilado y además, pagar para que te desconsideren.
Conseguir, al precio que sea, un aguacate seboso es como buscar un diamante en un basurero.
Mi aguacatero me hizo saber lo siguiente: Doctor, los buenos son de exportación.
Caminar a pie en cualquier punto de las grandes ciudades a las 5:30 de la mañana para esperar la salida del sol, más que un acto antiestrés y de ejercitación sana, es una peligrosa aventura.
Planificar una tarea contando con el suministro de energía eléctrica, la que pagas religiosamente, es un verdadero acto de prestidigitación.
Atreverte en plena calle de la ciudad de Santo Domingo a usar tu teléfono BB o celular, más si vas con unos lentes Cartier, un reloj Rolex o un anillo de oro, es firmar tu sentencia de muerte.
Estoy celebrando dos ocurrencias recientes: localicé un empajillador que me reparó a domicilio una mecedora y por suerte, el amolador de tijeras y cuchillos ya apareció.
Estoy deseoso de ver a un grupo de niños bañándose felices debajo de la lluvia. Quizás es que no estoy visitando los cordones marginales.
Todos los sábados invariablemente me montaba en sendas voladoras, una en la avenida Independencia y la otra en la 27 de Febrero. Por 15 centavos escuchaba un banquete de conversaciones que me hacían poner el estetoscopio en el corazón del pueblo.
Después de los asaltos a kitimani en esas guaguas mi amigo Orlando Gil me aconsejó reconsiderar ese paseo sabatino.
Estoy investigando algunas cosas: ¿quiénes se dedican a ofrecer serenatas en condición de pretendientes?
¿Cuánto cuestan?, ¿cómo reaccionan quienes las reciben? y ¿la inseguridad ha afectado a estos trovadores?
Por otro lado, estoy explorando por qué los jóvenes salen a divertirse a partir de las 11:30 de la noche, a pesar de las restricciones oficiales y de Barrio seguro, y por qué no regresan antes de las 4 de la madrugada.
¿Qué es lo que ha cambiado?
¿Es en bien o en mal?
Si medimos los niveles de sufrimiento de los padres y la cantidad de jóvenes muertos con posterioridad a las 12:00 de la noche: ¡esta nación hay que cerrarla ya!